EL MUNDO

Bagdad se convierte en un cementerio para periodistas

Otro periodista, esta vez Julio A. Parrado, del diario español “El Mundo”, se unió ayer a la lista de bajas fatales de la guerra de la información. Ya son ocho los muertos, y dos están desaparecidos.

El enviado especial del diario El Mundo a Irak, Julio A. Parrado, murió hoy en un ataque iraquí con misiles a un centro de comunicaciones de las tropas estadounidenses en el sur de Bagdad, según ha informado fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores español. Un fotógrafo del semanario alemán Focus, que también acompañaba a la Tercera División de Infantería de EE.UU. en su ofensiva sobre la capital iraquí, ha perdido la vida en el mismo ataque. Además, dos soldados estadounidenses murieron y otros 15 han resultado heridos.
Hijo del ex coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita González, el enviado del diario El Mundo tenía 32 años y desde hace 10 trabajaba en la redacción del periódico en Madrid. En el año 1997, Parrado se trasladó a Estados Unidos, desde donde seguía colaborando con el rotativo a través de la corresponsalía en Nueva York, donde fue testigo de los atentados del 11-S a las Torres Gemelas y el Pentágono.
El Ministerio de Defensa pondrá todos los medios necesarios para la repatriación del cadáver del periodista, han informado fuentes de este departamento. Durante toda la tarde el ministro de Defensa, Federico Trillo, ha mantenido contactos con las autoridades de EE.UU. para conocer todos los detalles del incidente, según las mismas fuentes.
La embajada española en Washington recibió a primera hora de esta tarde la confirmación del Pentágono de que uno de los fallecidos era español. No obstante, las autoridades estadounidenses prefirieron comunicar la noticia a las familias de los fallecidos antes de dar a conocer la identidad de los periodistas.
Se da la circunstancia de que hace apenas año y medio, en noviembre de 2001, El Mundo ya perdió a otro corresponsal, Julio Fuentes, en la guerra de Afganistán, en una emboscada junto a otros tres periodistas y un traductor.
Con la muerte de los dos periodistas asciende a ocho el número de reporteros fallecidos en el conflicto, mientras que otros dos se encuentran desaparecidos. Hasta el momento, habían fallecido en Irak dos periodistas estadounidenses, Michael Kelly, del Atlantic Monthly, y Daniel Bloom, de la NBC, así como el camarógrafo iraní de la BBC Kaveh Golestan, el camarógrafo canadiense Paul Moran y dos reporteros británicos, Terry Lloyd, de ITN, y Gaby Rado, de Channel 4. De los seis fallecidos, tres lo han sido en combate y los otros tres en accidente o por causas naturales. Los desaparecidos son un camarógrafo francés y un intérprete libanés que trabajaban para la emisora de televisión británica ITN. Cerca de 600 periodistas de distintas nacionalidades se encuentran empotrados en unidades de las fuerzas estadounidenses que participan en la campaña en Irak.
Lo dijo Robert Capa, el mejor fotógrafo de guerra de la historia: “Si la foto no es lo suficientemente buena, es que no estás lo suficientemente cerca”. Pero a veces, esa proximidad mata, como mató a Capa en Thai Binh (Vietnam) en 1954, al pisar una mina; como mató al colaborador de El País Juanchu Rodríguez en Panamá, en diciembre de 1989, en un fuego cruzado entre marines; como mató a Jordi Pujol Puente, del diario Avui, en mayo de 1992 en Sarajevo, en la explosión de una granada; como mató a Luis Valtueña, en 1997, en Congo, asesinado por radicales hutus junto a dos compañeros de Médicos del Mundo; como mató al camarógrafo de Associated Press Miguel Gil en Sierra Leona, en mayo de 2000, en una emboscada guerrillera; como mató a Julio Fuentes en una carretera de Afganistán en noviembre de 2001, y ahora ha matado a Julio Anguita Parrado, redactor de El Mundo como Julio Fuentes, en las afueras de Bagdad.
A veces el precio es la vida: Vietnam, Líbano, Croacia, Bosnia, Chechenia, Biafra, Sierra Leona, Liberia, Sudán... países todos con apellido de guerra y barbarie y nombres de otros periodistas muertos. A veces son heridas visibles y otras, heridas que no se ven, como las quellevaba a cuestas Juan Carlos Gumucio. A veces es la guerra la que visita tu casa sin llamar a la puerta, como en Colombia, el país donde más periodistas mueren.
La gran reportera Margaret Bourke-White, que fotografió el Holocausto, dijo: “A veces me alejo de lo que fotografío y las imágenes de mis negativos se duplican en la retina”. Otra gran fotógrafa, Martha Gellhorn, explicó las razones de este trabajo: “Tiro piedras sobre un estanque sin saber qué efecto producen; pero yo, al menos, tiro piedras”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Soldados estadounidenses abandonan un palacio presidencial de Bagdad.
 
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