EL MUNDO › EL CANCILLER BRITANICO Y LA OCUPACION

“Somos la autoridad”

Straw admite que “hay que ver si conseguiremos pruebas físicas” de las armas químicas.

Por Perú Egurbide *
Desde Madrid

Jack Straw, ministro británico de Asuntos Exteriores, vive las postrimerías de la guerra de Irak sin perder el tono didáctico.
–¿Terminó la guerra?
–No. Probablemente estemos en la fase final, pero son los militares quienes tienen que valorarlo. Este ha sido un régimen que no tenía el apoyo de su pueblo. Uno de los muchos temas interesantes sobre los que habrá que reflexionar en Europa es por qué no hubo protestas masivas en los países árabes como se predecía, a pesar de que la gente sabía que sería derrocado. El reflejo para Estados Unidos y el Reino Unido es que podemos sentir que nuestra acción ha sido bastante aprobada.
–Pero las armas de destrucción masiva que se suponía que la coalición tenía que destruir no han aparecido. ¿No compromete eso su victoria?
–En absoluto. El hecho de que tiene armas de destrucción está fuera de toda duda. Es verdad. Lo sabemos. Usó armas químicas y tiene un programa para desarrollarlas. Hay un dossier de 173 páginas del doctor Blix lleno de preguntas que no fueron contestadas. Pero Irak es un país muy grande y está por ver si conseguiremos pruebas físicas.
–O sea que seguirán buscando las armas y a Saddam Hussein.
–Sí, seguiremos entrevistando a gente que haya conocido el programa y, por supuesto, seguiremos buscando a Hussein.
–¿Da por descontado que la posguerra arrancará con una autoridad militar anglo-británica?
–La ley internacional, al amparo de la ley sobre conflictos armados y de la Convención de Ginebra, dice que nosotros somos la autoridad, que las potencias que ocupan son la autoridad, y eso es una ley básica bajo la que operar. Pero la experiencia nos enseña muy claramente que conviene respetar, sin embargo, las leyes e instituciones de Irak en la medida en que no sea incompatibles con el ejercicio efectivo de nuestros poderes. Y eso haremos.
–¿Qué pintan las Naciones Unidas en ese contexto?
–Naciones Unidas puede intervenir en muchas áreas. Lo que discutimos en la cumbre de ayer (celebrada cerca de Belfast, entre George W. Bush y Tony Blair) es cómo desarrollar dentro de Irak personas que sean representativas de las distintas provincias, aunque no hayan sido elegidas, y que, en una cierta fase del proceso, puedan reunirse, preferiblemente en una conferencia, para formar un gobierno provisional que, además de dirigir el país, inicie el proceso hacia un Gobierno de elección popular. Lo que querríamos es que ese gobierno provisional tuviera el respaldo de Naciones Unidas para que pudiera actuar más legítimamente en la esfera internacional. Cuánto tiempo va a durar ese proceso no lo sé, pero no queremos ser potencia de ocupación durante más tiempo del necesario. Además de ese papel de apoyo del gobierno provisional, Naciones Unidas tiene un papel importante en relación con las instituciones internacionales, en tanto que mecanismo para la liberación de fondos de la comunidad internacional, incluida la Unión Europea y cada uno de sus Estados miembros; también en relación con el empleo de los ingresos del petróleo en le marco del programa petróleo por alimentos, en relación con las sanciones, que siguen en vigor, aunque en un cierto momento las levantaremos, y en relación con la distribución de la ayuda humanitaria. Es una gran agenda.
–¿Qué papel tendrán los exiliados en el gobierno provisional?
–El punto crucial es que los que integren el gobierno provisional sean aceptados por la gente que está en Irak. Puede ser que algunos de ellos provengan de fuera, pero lo importante no es eso sino que sean aceptados.Lo que no queremos, en cualquier caso, es una administración de expatriados lanzada en paracaídas sobre Irak, algo así como un régimen casi colonial.
–Mientras tanto, ¿quién decidirá, por ejemplo, el futuro de los contratos cerrados por Francia, Rusia o, en una fase más incipiente, España?
–Son temas legales complejos. Nos hemos ocupado sobre todo de cómo lograr que la administración de los recursos y las exportaciones de Irak tenga un nivel satisfactorio. No nos interesa la nacionalidad de los contratistas. Si sus contratos son legales habrá que trabajar con ellos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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