Miles de empleados del Estado protestaron ayer, por tercer día consecutivo, en distintas ciudades de España para rechazar el nuevo ajuste anunciado por el presidente del gobierno, Mariano Rajoy. Asimismo, durante la jornada se conoció que España alcanzó el mayor índice de miseria de toda Europa.

Hartos e indignados por tener que pagar el costo de la crisis, los empleados públicos volvieron a manifestarse en la madrileña Puerta del Sol, ante la sede de la Comunidad de Madrid, para rechazar los recortes del Ejecutivo, que en el caso de este sector supondrá un tijeretazo salarial y un cambio en el régimen laboral. También hubo concentraciones en el País Vasco, Galicia, Valencia y Cataluña, donde un centenar de personas se concentró ante distintas dependencias gubernamentales para rechazar el ajuste de 65 mil millones de euros hasta 2014, que fue aprobado ayer por el gobierno en la habitual reunión de gabinete de los viernes.

Entre otras medidas, además de la suspensión de una paga a los empleados públicos, el Ejecutivo del derechista Partido Popular (PP) recortará el subsidio de desempleo y subirá el IVA, medida rechazada por los principales sectores económicos, especialmente el de los servicios, ya que podría profundizar la recesión. Las pancartas que rechazaban el tijeretazo de los empleados públicos se mezclaron ayer con las de los sindicatos, que tras las manifestaciones espontáneas que tuvieron lugar desde el miércoles, después del anuncio del duro ajuste, llamaron a todos los trabajadores del Estado a expresar su rechazo a lo que consideraron una agresión del gobierno con protestas en las puertas de sus centros de trabajo.

En la Puerta del Sol, el Kilómetro 0 de España, se concentró un centenar de trabajadores, muchos de ellos sindicalistas, que reclamaron la dimisión de la presidenta regional madrileña, Esperanza Aguirre, del PP. También hubo manifestaciones en otras sedes ministeriales, mientras empleados judiciales, de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, se trasladaron hasta la sede del PP en la calle Génova de Madrid. “Ahí está la cueva de Alí Babá”, “Hunden al obrero, rescatan al banquero” y “Rajoy, si no tienes soluciones, convoca elecciones”, gritaron los manifestantes, según relató el diario El País en su edición on line. Desde las redes sociales, los “indignados” españoles informaron que profesores de la Universidad Complutense de Madrid cortaron una ruta a la altura del centro de estudios y que otros estatales interrumpieron el tránsito en el centro de la capital, en la calle Alcalá y el Plaza Castilla, entre otros puntos. Asimismo, trabajadores de la empresa ferroviaria estatal Renfe cortaron las vías por la mañana y prometieron esporádicas interrupciones del servicio a lo largo del día. Mientras, la policía formó un cerco en los alrededores del Congreso de los Diputados, donde el jueves por la tarde se concentraron de forma espontánea policías y bomberos.

Los empleados públicos se están manifestando en todo el país desde el miércoles, en Madrid y Barcelona con mayor fuerza. En la capital catalana, un millar de agentes de la policía autonómica –Mossos d`Esquadra– protestó el jueves por la tarde en la plaza Sant Jaume de la ciudad bajo el lema “los policías somos el pueblo y no queremos servir a un sistema corrupto”. Esta protesta llamó la atención de los “indignados”, quienes celebraron que los agentes se unan a la lucha tras haber protagonizado numerosos episodios de represión contra los manifestantes de este movimiento desde su irrupción, en mayo de 2011.

El recorte de Rajoy ya cuenta con el rechazo frontal de las grandes centrales obreras del país, Comisiones Obreras (CC.OO.) y Unión General de Trabajadores (UGT) que anunciaron movilizaciones a partir del 19 de julio. Rajoy anunció el duro recorte el mismo día que los mineros del carbón culminaron en Madrid su “marcha negra” contra los recortes al sector, que contó con un respaldo masivo de la ciudadanía que se volcó a apoyar a los trabajadores en las calles de la capital. La protesta, convertida en un símbolo de la lucha contra el ajuste en toda España, derivó en fuertes enfrentamientos entre mineros y manifestantes con la policía, que confirmaron un recrudecimiento del conflicto social. “España vive uno de sus momentos más dramáticos”, dijo ayer la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en una rueda de prensa. La funcionaria pidió a los españoles un esfuerzo de unidad y responsabilidad y señaló que las medidas “no son sencillas ni fáciles ni populares”. Además, declaró que el gobierno es consciente de que hay miles de españoles que viven al límite de sus posibilidades. Por eso, resaltó que se les está pidiendo esfuerzos adicionales con un objetivo común: “Tener un futuro”.

Los dichos de la funcionaria ocurrieron el mismo día que España alcanzó el mayor índice de miseria de toda Europa, con un promedio nacional del 26,4 por ciento, dato que se desprende al cruzar las tasas de desempleo e inflación. La investigación realizada para conocer el deterioro del nivel de vida de los españoles, difundida por la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett), destacó que la tasa de miseria se incrementó 15,5 por ciento en cinco años.