Viernes, 10 de agosto de 2012 | Hoy
EL MUNDO › CON TANQUES Y HELICóPTEROS, LAS FUERZAS DE AL ASSAD AVANZAN SOBRE EL BASTIóN OPOSITOR
La penetración de la defensa rebelde, que había soportado ataques sostenidos durante once días, fue la primera indicación de que las tropas y los blindados que Damasco había reunido estaban teniendo un efecto positivo.
Por Kim Sengupta *
Desde Salaheddine, Alepo
Los cinco tanques cubrieron las esquinas de la plaza Salaheddine, disparando a los combatientes rebeldes que trataban de abrirse paso en las calles laterales, desesperados por tratar de recapturar el terreno que habían perdido; su tarea era dificultada por los helicópteros de guerra atacando desde arriba. Esta no era la primera ocasión que las fuerzas del régimen intentaban romper la impasse en la línea del frente de Alepo enviando blindados. Pero esta vez se han quedado más que antes, tratando de abrir un camino para que lleguen las tropas y fuercen su camino a sectores de la ciudad en manos de los revolucionarios.
Al anochecer, con el cielo encendido por resplandores ámbar de los disparos y el sonido de las armas de fuego retumbando en los edificios, no está claro si las fuerzas del presidente Al Assad podrían ganar una significante ventaja en la batalla por la segunda ciudad más grande de Siria. Los combatientes de la oposición –en autos, camiones, algunos en motocicletas y motonetas– entraban a raudales por las tres direcciones para echar al enemigo, totalmente conscientes de lo que estaba en juego.
Los rebeldes usaban granadas lanzadas con misiles, que han demostrado ser efectivas contra los blindados, y Kalashnikov, mientras corrían de puerta en puerta. Hasta el momento parecían haber detenido a los tanques por lo menos, pero la sensación general era que los fuerzas del régimen podrían adelantarse una vez que tuvieran más soldados en el lugar.
“Tenemos a los tanques en una trampa, ésta era una táctica deliberada”, gritó Abu Mohammed Jaffar, un comandante rebelde, dirigiendo a sus hombres por un callejón. Sus próximas palabras, en voz cansada, eran más cercanas a la realidad: “No podemos dejar que se dispersen; si lo hacen, les cortarán el camino a nuestros hombres en las calles del frente de Salaheddine. No habrá nada que los detenga de llegar al centro que tiene calles anchas. Será difícil luchar con tanques en un lugar así”.
El régimen comenzó su ataque más pesado hasta ahora en Salaheddine por la mañana; tanques y carros blindados entrando después de salvas de artillería. No se había capturado al barrio a las pocas horas, como afirmaba la TV estatal siria. Aun con su presencia en la plaza, las fuerzas del gobierno controlaban sólo una parte del distrito. Sin embargo, la penetración de la defensa rebelde, que había soportado ataques sostenidos durante 11 días, fue la primera indicación de que las tropas y los blindados que Damasco había reunido estaban teniendo un efecto positivo para el ejército sirio.
La televisión estatal también declaró que “docenas de terroristas habían resultado muertos y muchos más capturados”. Las pérdidas rebeldes era altas, aunque no tanto como afirmaba Damasco. Por la mañana, entre 14 y 19 habían muerto, según distintos informes. Uno de los muertos era un médico, una pérdida especial para los rebeldes, ya que el personal médico trabajando en hospitales provisorios en el campo estaba estirado hasta el límite. Su trabajo es peligroso, y no sólo porque están trabajando en una zona de combate. Los cuerpos carbonizados de tres jóvenes médicos fueron encontrados después de haber sido arrestados por el Mukhabarat, la policía secreta, por tratar a “terroristas”.
The Independent se reunió con el último de los médicos que murió cuando estaba tratando a los heridos en una mezquita la semana pasada. Preguntado por los riesgos obvios que estaba corriendo, el cirujano de 24 años –cuya identidad no fue revelada, para proteger a su familia– había dicho: “He visto tipos más jóvenes que yo muriendo, sufriendo horribles heridas. Yo ni siquiera estoy en el frente de batalla con los conductores de ambulancias; sólo estamos tratando a los heridos, soldados del gobierno, así como los shabaab (combatientes rebeldes). Pero éste es un extraño régimen que cree que los médicos son enemigos”.
El fuego de los francotiradores era particularmente pesado ayer e inusualmente exacto, lo que provocó nuevamente informes, sin evidencia, de que estaban trayendo a entrenados tiradores rusos e iraníes. “Es verdad, absolutamente, hemos interceptado conversaciones en ruso, se les paga miles de dólares”, insistió Hussein Mohammed Abdali, un trabajador de cueros convertido en revolucionario, pero no pudo dar más noticias. “No me han mantenido informado.”
La falta de información de tipo más serio era un problema continuo ayer para los rebeldes. En la calle 10 en Salaheddine, los combatientes de la brigada Abu Gaker, de la ciudad de Al Bab, estaban ocupados en una continua y feroz lucha con el enemigo, habiendo inu-tilizado un tanque con las granadas lanzadas con misiles en una emboscada bien diseñada. Sin embargo, no eran conscientes de los tanques a sus flancos en la plaza, que los separaban potencialmente del resto de la fuerza de la oposición.
“Las comunicaciones no son buenas”, dijo Abu Amar Idlibi, tocando su antiguo walky talky. “Escuchamos que había combates en esa dirección, pero no sabemos exactamente lo que sucede ahí. Nos han dicho que mantengamos esta línea y eso es lo que estamos haciendo.” Mientras hablaba, dos proyectiles impactaron edificios a 25 metros, semidemoliendo uno. “Como puede ver, estamos ocupados aquí; otros tendrán que hacerse cargo de los tanques detrás nuestro. Los ayudaremos, si vemos la noche.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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