Jueves, 3 de enero de 2013 | Hoy
EL MUNDO › AL MENOS CINCO MUERTOS EN DISTINTOS ATENTADOS
Al menos cinco personas, entre ellas dos peregrinos chiítas, murieron y otras quince resultaron heridas ayer en diferentes ataques en Irak. Con el conflicto armado en ascenso, las protestas de musulmanes sunnitas contra el gobierno por leyes consideradas represivas para su confesión islámica se incrementaron. Fuentes policiales relataron que hombres armados dispararon contra tres personas en la zona de Tarmiya, ubicada veinte kilómetros al norte de Bagdad, causándoles la muerte.
Entre los fallecidos había dos hermanos, de los cuales uno trabajaba para la policía iraquí y otro dentro de los llamados Consejos de Salvación, milicias que colaboran activamente con las fuerzas de seguridad en la lucha contra el terrorismo.
En otro ataque, un coche bomba estacionado en la zona de Mahawil, ubicada veinte kilómetros al norte de la capital de la provincia de Babel, explotó al paso de un grupo de peregrinos chiítas que se dirigían hacia Kerbala, región emplazada 110 kilómetros al sur de Bagdad. La explosión causó la muerte de dos personas y heridas a otras ocho, que fueron trasladados a un hospital de la zona.
En tanto, una ola de protestas contra el gobierno del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, se extendió en la jornada de ayer con manifestaciones masivas que tuvieron lugar en las provincias de Salaheddin y Anbar, también en Mosul y Kirkuk.
Los manifestantes exigen la supresión de la legislación contra el terrorismo, que muchos iraquíes consideran un eufemismo para reprimir a la oposición, ya que afecta sobre todo a musulmanes sunnitas. Al Maliki prometió la puesta en libertad de cientos de sunnitas detenidos por causas de seguridad, pero dijo que reformar leyes no está entre sus competencias, sino que es una tarea del Parlamento y acusó a los manifestantes de tener aliados en el extranjero.
El influyente clérigo y político chiíta Muktada al Sadr, que apoya las protestas en contra del gobierno de Al Maliki, calificó la ola de manifestaciones sunnitas como “primavera iraquí”, en analogía con las revoluciones árabes que comenzaron en 2011. Los enfrentamientos de Al Maliki con los sunnitas se desataron aquel año, tras una orden de detención contra el vicepresidente sunnita, Tarik al Hashemi, sospechado de terrorismo, acusaciones que negó antes de huir a Turquía. Un tribunal iraquí, el año pasado, lo condenó a muerte en ausencia.
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