España se cuece en un caldo de sospechas por casos de malversación de fondos que roza y hiere el corazón de la monarquía española. El caso de corrupción en el que se encuentra implicado el yerno del rey Juan Carlos, Iñaki Urdangarín, salpicó ayer como nunca antes a la Corona española tras la imputación y citación del secretario de las infantas, Carlos García Revenga. El juez José Castro, que investiga el caso de corrupción Nóos, convocó a declarar a García Revenga el próximo 23 de febrero en los tribunales de Palma, Islas Baleares. Sobre la imputación, un vocero de la Casa Real afirmó que no tiene constancia de que el secretario de las infantas haya puesto en algún momento su cargo a disposición del rey.

Tras conocer la noticia, la Casa Real explicó que no se pronunciará sobre la citación judicial de García Revenga hasta que disponga de más información, porque el interesado aún no ha recibido la notificación del juez Castro. La citación se produjo de oficio, aunque la acusación popular que ejerce el Sindicato Manos Limpias había anunciado que pediría que fuera citado como imputado. El juez Castro aceptó además a la Agencia Tributaria en la causa como parte perjudicada por los presuntos delitos fiscales que se investigan en ella.

García Revenga, quien fuera tesorero y miembro del patronato del Instituto Nóos, declarará ante la Justicia en calidad de imputado. Justo antes, Urdangarín deberá responder ante el juez por nuevos cargos de evasión fiscal. El ex socio de Urdangarín, Diego Torres, envió la semana pasada nuevos correos electrónicos al magistrado, que sitúan al secretario de las infantas en el centro del Instituto Nóos, una entidad sin fines de lucro que se apropió de casi seis millones de euros provenientes de fondos públicos entre 2004 y 2007.

Por otra parte, se sospecha que García Revenga no era sólo el tesorero de Nóos, sino que asesoraba además a Urdangarín en los negocios que llevaba adelante y llegó incluso a participar activamente en la dirección de la fundación, según queda reflejado en los correos electrónicos.

El 22 de enero, tras la publicación de los últimos correos publicitados por la prensa española, García Revenga difundió un comunicado en el que se declara inocente respecto de las actividades que se investigan, al tiempo que pedía al juez que lo citara para explicar su relación con Nóos.

“Pese a mi condición de tesorero del Instituto Nóos, nunca tuve firma autorizada en sus cuentas, ni poder de decisión en la gestión de las mismas ni en su contabilidad. Y de ninguna forma, directa o indirectamente, he recibido ningún tipo de remuneración ni de beneficio”, señaló en la nota donde se excusaba.

En los e-mails que Urdangarín envió a García Revenga figuran propuestas que el duque de Palma recibió, como si debía acudir a una entrevista de televisión o a la inauguración del nuevo Palacio de Deportes de Madrid, sobre las cuales pide al secretario de las infantas que lo asesore al respecto. También abordaban cuestiones relativas al patrimonio familiar en un correo electrónico en el que Urdangarín le dice a García Revenga dónde debía depositar los ingresos correspondientes a los honorarios que su esposa, la infanta Cristina, recibe de la Zarzuela.

En su nota enviada a la prensa, García Revenga se justifica por haber mezclado, en ocasiones, “gestiones propias de mi puesto con otras relacionadas con actividades privadas del duque de Palma”. Pero la razón, argumenta, es la relación estrecha que forjó con Urdangarín durante los veinte años de trabajo que se desempeñó como asesor de las infantas Elena y Cristina. La Corona española intentó, sin demasiado éxito, neutralizar el caso Nóos apartando a Urdangarín de las actividades de la familia real. El último capítulo de este culebrón tuvo que ver con borrarlo de la página web de la Casa Real.

Sin embargo, con la imputación del asesor de las infantas, la trama de corrupción se revela mucho más amplia de lo que parece, cuestión que puede tener consecuencias irreparables para la institución monárquica. A principios del pasado año, el ex socio de Urdangarín amenazó con hacer públicos doscientos e-mails comprometedores con los que “se cargaría a la monarquía”, ya que, entre otras cosas, revelarían que el rey y la infanta Cristina fueron mediadores en los negocios de Urdangarín.

Los correos salen a luz a cuentagotas mientras en España crece el debate en torno de la conveniencia de que el rey abdique ya a favor de su hijo Felipe, príncipe de Asturias, quien hoy cumplirá 45 años. La abdicación anteayer de la reina Beatriz de Holanda, de 75 años, a favor de su hijo Guillermo, de 45 años, reavivó la polémica y ya son muchos los que sugieren que, en pleno escándalo de corrupción, el rey Juan Carlos debería hacer lo mismo.

En relación con este caso, el vocero de Izquierda Plural en el Congreso, José Luis Centella, calificó como un paso más de un “culebrón por capítulos” la imputación y manifestó su sorpresa porque “no esté imputada todavía” la infanta Cristina. El colectivo de funcionarios Manos Limpias aseguró que presentó un escrito en el Palacio de la Zarzuela en el que sugiere al rey el cese cautelar del imputado.