Martes, 12 de febrero de 2013 | Hoy
EL MUNDO › VIVE SIN PENSIóN NI COBERTURA MéDICA
Por Tim Walker *
Desde Los Angeles
Sus acciones fueron elogiadas por el jefe de Estado norteamericano, Barack Obama, y consideradas por muchos como el principal logro de la política externa del primer mandato del presidente de Estados Unidos. Sin embargo, el ex integrante del comando de la armada que asesinó a Osama Bin Laden reveló que, después de dejar el ejército, se quedó sin una pensión o seguro de salud y está en apuros financieros.
El agente de las fuerzas especiales Navy Seals, mencionado como “el tirador”, dio uno de los testimonios más detallados sobre el ataque a Bin Laden en la ciudad paquistaní de Abbottabad en mayo de 2011, de la misma forma que resumió las dificultades de su retorno a la vida civil después de la misión secreta. Habiéndose unido a la armada norteamericana en los ’90, a la edad de 19, el tirador destacó que participó de cientos de misiones de combate con sus equipos de mar, aire y tierra y asesinó a más de 30 soldados enemigos. Cuando el equipo seis de los Navy Seals fue elegido para la misión de Bin Laden, él pidió ser parte del grupo de asalto que ingresaría en la casa. “Rodé por delante de él dentro de la habitación”, le dijo a la revista Esquire. “Ahí estaba parado Bin Laden, Tenía un arma en un estante justo ahí, el tipo de rifle de asalto Kalashnikov AK-47 por el cual era famoso”, indicó. Después describió al líder de Al Qaida moviéndose hacia el arma. “El tenía un rifle al alcance. Era una amenaza. En ese segundo le disparé dos veces en la frente. La segunda vez cuando estaba cayendo. Se desplomó en el piso frente a su cama y le disparé nuevamente, en el mismo lugar. Estaba muerto. No se movía. Su lengua estaba afuera. Lo vi hacer sus últimos respiros. Y recuerdo que mientras lo miraba respirar el último aliento, pensé: ¿Es la mejor cosa que hice o la peor?”, recordó.
El tirador dejó la Armada en septiembre del 2012, después de 16 años en las fuerzas especiales, y aseguró que ahora sufre numerosas dolencias como resultado de sus hazañas. Indicó que eligió retirarse porque temía no estar vivo para ver crecer a sus hijos. “Me di cuenta de eso cuando dejé de sentir adrenalina en los tiroteos, era tiempo de irme”, manifestó. Si hubiera cumplido con el retiro oficial de 20 años de servicio, hubiese calificado para la pensión. Pero como se fue antes, perdió los 60 mil dólares anuales de sueldo, así como el seguro de salud para él y su familia. Ahora paga 500 dólares por mes por una cobertura privada y más aún por los servicios que no están cubiertos. El tío del tirador indicó que trató de hacerlo trabajar como asesor en Electronic Arts, el desarrollador de juegos detrás de la serie Medal of Honor, pero no estaba habilitado para identificarlo como el asesino de Bin Laden debido a los códigos de conducta y el secreto que las fuerzas especiales esperan que siga.
Temeroso de las posibles represalias por su labor en el hecho, el tirador les enseñó a sus hijos a esconderse en el baño, en caso de un ataque, y entrenó a su mujer para disparar una escopeta. Su matrimonio se vio afectado por su trabajo y él y su mujer están, de hecho, separados, aunque todavía viven bajo el mismo techo para ahorrar dinero. Uno de los hombres en la misión de Bin Laden sí se beneficio económicamente, pero a costa de perder su anonimato. Matt Bissonnette escribió un relato del ataque que se convirtió en best-seller.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Romina Lascano.
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