Un día de furia se vivió ayer en Barajas por una huelga que paralizó los cielos de la península. Trabajadores de la aerolínea Iberia lanzaron la mayor huelga de su historia, con una jornada marcada por protestas en los principales aeropuertos de España. La protesta de los aeronavegantes tuvo lugar por los despidos masivos que planea la compañía, que se vio forzada a cancelar miles de vuelos. Iberia anunció que había logrado recolocar a 60.000 de sus 70.000 pasajeros afectados por el paro en su primera semana, el 85 por ciento del total, y que al resto le reembolsarían el billete. Con todo, hubo personas que ayer no pudieron volar, y los problemas ocasionados incrementaron la sensación de caos y malestar en España en medio de la peor crisis económica en décadas.

Asimismo, la huelga obligó a Iberia a cancelar 415 vuelos, el 40 por ciento de sus operaciones, entre el 18 y el 22 de febrero, y en total se cancelarán en la primera semana más de 1200 vuelos de todas las compañías del grupo, que incluye a las aerolíneas Vueling, Air Nostrum e Iberia Express.

La medida de fuerza, que también afecta a cientos de compañías a las que Iberia presta servicios de tierra, se repetirá entre el 4 y el 8 de marzo y del 18 al 22 de ese mismo mes. En la jornada de ayer se cancelaron 235 vuelos de Iberia y el resto de las aerolíneas afectadas. Entre los vuelos que sí despegaron figura la ruta de Madrid hacia Buenos Aires, que partió en la madrugada del domingo.

La secretaria de la central Unión General de Trabajadores (UGT) del área de vuelos, Nuria García, afirmó a la prensa que la huelga fue seguida por el ciento por ciento de los empleados de Iberia, ya que los que fueron a trabajar lo hicieron con la carta de servicios mínimos en la mano. Al comienzo del paro, en el que estaban convocados unos 20.000 trabajadores de los sindicatos de tierra, tripulación de cabina y pilotos, hubo protestas en los principales aeropuertos del país sin que se registraran incidentes importantes.

No obstante, se vivieron momentos de tensión en la Terminal 4 de Barajas, Madrid, donde Iberia tiene su base de operaciones. Allí, los huelguistas se enfrentaron cuerpo a cuerpo con la policía hasta que lograron entrar en las instalaciones aeroportuarias para manifestarse contra el despido de 3807 compañeros, el 19 por ciento del total de empleados.

“Iberia no se vende, se defiende” o “Sí se puede”, corearon unos 8000 trabajadores de Iberia en el mediodía de ayer ante un cordón policial que bloqueaba su ingreso a la T4 y que lograron romper por medio de empujones. Ya en el interior del aeropuerto madrileño, agentes de la Unidad Intervención Policial (antidisturbios) reprimieron con porras y hubo cinco detenidos, según datos de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Algunos manifestantes se subieron a los mostradores de la compañía con una pancarta con el lema “Iberia siempre española” y llevaron a cabo una sentada masiva que la policía disolvió a la fuerza arrastrando a algunos de los trabajadores, según las imágenes difundidas por TVE (Radio Televisión Española).

Tras finalizar la protesta, la calma regresó a Barajas por la tarde, aunque la normalidad fue relativa allí y en el resto de aeropuertos, donde las protestas sumaron tensión a los problemas de los pasajeros afectados por la huelga de la antigua aerolínea de bandera española, que presentó un plan de ajuste alegando estar a punto de la quiebra.

En las inmediaciones de los aeropuertos también se registraron importantes embotellamientos derivados de las protestas. La ministra de Fomento española, Ana Pastor, instó a los trabajadores y a la empresa Iberia a llegar a acuerdos cuanto antes porque España, tal como está su economía, “no se puede permitir un conflicto como éste”.

“Una huelga de este tipo, alargada en el tiempo, puede tener consecuencias muy negativas en general y especialmente para un sector tan importante como el turismo nacional”, advirtió, por su parte, el ministro de Industria, Jesús Manuel Soria.

En noviembre de 2012, Iberia presentó un plan de reestructuración que incluía un recorte de 4500 personas, la cuarta parte del personal, pero tras tres meses de infructuosas negociaciones con los sindicatos del sector, la compañía confirmó la semana pasada el despido de 3807 trabajadores.

La empresa IAG (International Airlines Group), la matriz de Iberia tras su fusión con British Airways, informó que el ERE (Expediente de Regularización de Empleo) afectará a 2635 trabajadores en tierra, 759 tripulantes de cabina y 313 pilotos. Los despidos se harán efectivos entre el próximo 14 de marzo y el 31 de diciembre.

A pesar de que se abrió un período de 30 días de negociaciones, los sindicatos mantuvieron la medida de fuerza, que habían convocado previamente, al constatar la negativa de la compañía a estudiar un plan de viabilidad alternativo a los despidos.

Según Iberia, los despidos son necesarios para reducir costos en el marco del plan de reestructuración que busca hacer frente a pérdidas de más de 850 millones de euros sólo entre 2008 y septiembre de 2012. En los primeros nueve meses de 2012, resalta la aerolínea, se perdieron 262 millones de euros.

Los sindicatos, por su parte, cuestionan que los gestores no asuman ninguna responsabilidad por las pérdidas de la compañía y que intenten ajustar por el lado laboral, al tiempo que denuncian un plan de AIG para desmantelar a Iberia, ya que aducen pérdidas mientras anuncian inversiones millonarias en Vueling, una aerolínea de bajo costo con diferentes destinos europeos.