EL MUNDO › EE.UU. TRASPASó EL MANDO DE LA “GUANTáNAMO AFGANA”
La OTAN anunció ayer haber transferido integralmente el control y la responsabilidad de la controvertida cárcel de Bagram, en Afganistán, a las autoridades locales, después de dos meses de negociaciones. El traspaso fue certificado, en la base militar de Bagram, durante una ceremonia simbólica en la que el ministro afgano de Defensa, Bismullah Jan Mohamadi, y el general Dunford, comandante de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, firmaron un memorando de entendimiento en el que se garantiza por mutuo acuerdo “el tratamiento justo y humano de los detenidos”. La Casa Blanca prometió otorgar 39 millones de dólares adicionales para apoyar a la prisión.
Esta cárcel, cuyo nombre actual es Centro Nacional Afgano de Detención de Parwán, está ubicada a unos cincuenta kilómetros al norte de la capital (Kabul), en la región de Pawán, en Afganistán. La prisión, llamada la “Guantánamo afgana”, ha sido objeto de varias controversias desde la invasión del país en 2001, liderada por las fuerzas estadounidenses. Una de las más intensas ocurrió en febrero del año pasado, cuando la quema de ejemplares del Corán en su interior de-sató una ola de violencia en distintos puntos de Afganistán en la que murieron unas treinta personas. Además, organizaciones defensoras de los derechos humanos como Amnistía Internacional han denunciado con frecuencia que EE.UU. ha recluido en ese centro a centenares de personas, entre ellas menores de edad, sin acceso a abogados ni a tribunales. El ejército estadounidense fue duramente cuestionado por utilizar técnicas de tortura con los prisioneros. Por parte de las autoridades afganas, el presidente Jamid Karzai también ha criticado en numerosas ocasiones la existencia de esta cárcel como una violación de la soberanía de su país.
La transferencia completa de Bagram fue objeto de difíciles negociaciones entre Kabul y Washington. De hecho, prevista inicialmente para el 9 de marzo, fue postergada a último momento después de las declaraciones de Karzai, según las cuales aparentemente había “inocentes” entre los prisioneros bajo control norteamericano y que ellos serían puestos en libertad en cuanto estuvieran bajo control afgano. A principios de septiembre, 3000 prisioneros, entre ellos presuntos miembros de los talibán y de Al Qaida, habían sido entregados a las autoridades afganas. Ayer, todos los prisioneros fueron transferidos a las autoridades afganas “excepto un pequeño número que seguirá bajo custodia de EE.UU., debido a que el Pentágono los considera peligrosos”. Unos 26 prisioneros fueron liberados ayer, según declaraciones del general afgano Ghulam Farouq Barakzai, a cargo del penal. Algunos habían cumplido la pena, pero otros eran inocentes.
La transferencia de la cárcel es la primera etapa en el intento de apaciguar las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán. En este clima, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llegó a Kabul ayer en una visita sorpresa para reunirse con el presidente Karzai e intentar atenuar las tensiones entre ambos países, generadas por las críticas vertidas por este último contra la presencia militar norteamericana en el país, e intentar sellar una alianza estratégica a largo plazo.
Tras once años de presencia en Afganistán, la fuerza internacional dirigida por Washington se retira progresivamente del país, transfiriendo el control del país y de las instituciones de seguridad a las fuerzas afganas.
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