EL MUNDO › LA UNIóN EUROPEA APOYA QUE LOS GRANDES AHORRISTAS AFRONTEN LAS PéRDIDAS
El acuerdo para salvar a la isla de la bancarrota, equivalente a unos 10 mil millones de euros, es el primer rescate a un paraíso fiscal. Según tituló el Financial Times, “desplaza el riesgo del contribuyente al inversor”.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
La crisis en Chipre, último capítulo de las tribulaciones económicas de la Eurozona, está cambiando la política de rescates del sector bancario seguida por los 17 países que conforman el euro. En declaraciones al Financial Times, Jeroen Dijseebloem, presidente del eurogrupo (ministros de finanzas de la Eurozona), señaló que es de hora que los inversionistas se hagan cargo de los rescates del sector financiero. “No está bien que el riesgo que tomó el sector financiero lo termine pagando el sector público. Si queremos tener un sector financiero saludable, tenemos que decirle que si ellos hacen apuestas riesgosas, tienen que lidiar con los peligros asociados. Si no pueden hacerlo, no hagan esas apuestas”, señaló Dijseebloem. En otras palabras, adiós al “Estado bobo”.
Jeroen Dijseebloem es el ministro de Finanzas de Holanda, un moderado laborista (socialdemócrata) que sorprendió a la Europa ortodoxa a principios de febrero al nacionalizar el cuarto banco nacional, el SNS Reaal, sin pagos a los accionistas o a los tenedores de deuda. Dijseebloem tiene perfil propio, pero se descarta que sus declaraciones al Financial Times cuentan con el respaldo del gobierno alemán de la canciller Angela Merkel. El acuerdo para rescatar a Chipre, equivalente a unos 10 mil millones de euros, es un ejemplo de este nuevo modelo que, según tituló el Financial Times, “desplaza el riesgo del contribuyente al inversor”. El acuerdo estipula una quita para todos los depósitos mayores de 100 mil euros hasta sumar más de cinco mil millones de euros. En otras palabras los inversores tienen que afrontar pérdidas equivalentes a más de la mitad del paquete pactado con la troika.
En el centro de la crisis están el Banco Laiki y el Banco de Chipre que concentran la mitad de los depósitos de la isla. Nadie sabe el porcentaje exacto que tendrán que extraer de los depositantes del Laiki al que sólo le quedan unos pocos millones de euros en contante y sonante, ni cuánto tendrá que añadir el Banco de Chipre de sus propios ahorristas para llegar a los casi cinco mil millones y medio de euros. El ministro de Finanzas de Alemania Wolfgang Schauble, defensor a ultranza de los programas de austeridad, calcula que la quita será de alrededor del 50 por ciento. Algunos plantean que será más. Otros que será menos.
En todo caso la raíz del problema es clara. Los bancos chipriotas tenían unos 67 mil millones de euros en depósitos, unas tres veces el Producto Interno Bruto de la isla: casi la mitad eran cuentas de alrededor de 130 mil euros. Una isla de 860 mil habitantes que maneja estas cifras tiene un nombre: paraíso fiscal. Los depósitos en las cuentas de los bancos chipriotas daban un interés muy por encima de lo que ofrecía cualquier plaza europea y no hacían preguntas sobre el origen del dinero, pero la fuerte exposición de Chipre a la crisis griega terminó desmoronando el castillo de naipes. Se calcula que depositantes rusos tienen hasta 40 mil millones de euros en estas entidades.
En los últimos meses ha habido algunas señales de que la crisis de la Eurozona no está pasando en vano ni siquiera para el pensamiento predominantemente ortodoxo que sigue rigiendo en Europa. A fines de febrero la Unión Europea (UE) puso un techo a las bonificaciones de los banqueros y un mes más tarde, en Suiza (que no es miembro de la Eurozona sino de la European Free Trade Association) un referendo aprobó fuertes restricciones a los salarios de los ejecutivos. A partir de enero de 2014 entrará en vigencia la tasa Tobin para las transacciones financieras en once países de la UE, con la que se espera recaudar unos 35 mil millones de euros anuales. En el caso de Chipre es la primera vez en la breve historia de los rescates de la troika en que los más ricos cargan con el peso de la crisis.
No es que haya que descorchar botellas de champagne. Está claro que la hegemonía de las finanzas en la economía mundial sigue vigente, pero es también cierto que la onda expansiva del estallido financiero de 2008 sigue volteando fichas. Chipre es el primer rescate que se hace de un paraíso fiscal. En su entrevista con el Financial Times, Jeroen Dijseebloem no se privó de advertirles a otros dos miembros de la Eurozona –Luxemburgo y Malta– que funcionan con la misma lógica que Chipre que las cosas están cambiando. “Esta crisis significa que mejor lidiar con los problemas antes de que éstos exploten. Refuercen sus bancos y arreglen sus balances porque si hay problemas la respuesta no va a ser que vamos a venir a arreglarles el asunto”, señaló. El problema es que Chipre, Luxemburgo y Malta son apenas la punta del iceberg de una red tan enmarañada que, según la organización que fiscaliza el tema a nivel internacional, Tax Justice International, uno de los principales paraísos fiscales del mundo es una ciudad de fachada respetable, gran historia y que raramente ve el sol: Londres.
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