Las nuevas cifras de desempleo en España “obviamente son muy, muy decepcionantes”, afirmó ayer el comisario de Trabajo de la Unión Europea, Laszlo Andor, en Bruselas. Según las cifras más recientes, publicadas el jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en Madrid, a fines de marzo había en España 6,2 millones de desempleados, el 27,16 por ciento de la población activa. Entre los jóvenes, la tasa de desempleo alcanzó incluso el 57,22 por ciento en el primer trimestre.

Cuando Mariano Rajoy hacía campaña para las elecciones generales de noviembre de 2011, el entonces jefe de la oposición española se fotografió junto a una fila de desempleados delante de una oficina de empleo. “Cuando gobierne, bajará el paro”, aseguró. El y su Partido Popular (PP) arrasaron literalmente en los comicios y en diciembre de ese año se instaló en La Moncloa.

Un año y cuatro meses después, el drama del desempleo en una España instalada en la crisis económica no sólo no ha mejorado sino todo lo contrario. Los agentes sociales califican de “emergencia nacional” los datos del desempleo publicados el jueves: más de 6,2 millones de personas, un 27,16 por ciento de la población activa, se encuentran sin trabajo. Son cifras históricas, records superlativos.

El propio gobierno de Rajoy confirmó ayer que ese drama se mantendrá. El Ejecutivo corrigió para peor todos los datos macroeconómicos del país, incluido el desempleo, que según sus estimaciones no bajará del 25 por ciento hasta 2016, cuando se situará en el 24,8 por ciento. Una cifra mejor que la actual, pero muy mala: dentro de tres años, uno de cada cuatro trabajadores no tendrá empleo en España.

En 2016 concluye el mandato de Rajoy. Y para entonces, el presidente del gobierno español no habrá logrado bajar el desempleo en España al nivel en que lo encontró cuando relevó al socialista José Luis Rodríguez Zapatero: un 22,8 por ciento.

Para este 2013, la previsión del Ejecutivo es que el desempleo cierre casi como empezó, con un 27,1 por ciento. En 2014 prevé una tasa del 26,7 por ciento y del 25,8 por ciento para 2015. A lo largo de toda la legislatura se destruirán 1,3 millón de empleos a tiempo completo.

“Es el momento para no cejar en el empeño de hacer reformas”, manifestó ayer la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, al presentar las correcciones macroeconómicas. La traducción es que el gobierno se mantendrá en la senda de las políticas de austeridad que tanto critican sindicatos y oposición.

Las nuevas cifras de desempleo en España “obviamente son muy, muy decepcionantes”, dijo ayer el comisario de Trabajo de la Unión Europea, Laszlo Andor, sobre los datos conocidos el jueves. “Sin embargo, tengo que decir que esto no es algo totalmente inesperado, dada la falta de avances reales en el manejo de la crisis”, agregó. La tasa de España es ahora mismo la más alta de toda la UE, por delante incluso de Grecia.

Rajoy puso en marcha el año pasado una controvertida reforma laboral, aprobada por decreto, que abarató y facilitó el despido, y le valió la primera de las dos huelgas generales a las que se enfrentó. La segunda fue contra los recortes millonarios que está aplicando en el país para rebajar el déficit público.

Los efectos de la reforma laboral en la creación de empleo se verán, según asegura el gobierno, cuando la economía española, en recesión ahora, vuelva a crecer. Y eso, según el nuevo cuadro macroeconómico aprobado ayer por el Ejecutivo, no ocurrirá hasta 2014, cuando el crecimiento será leve, del 0,5 por ciento. En 2015 será del 0,9 por ciento y en 2016, del 1,3 por ciento. Para este 2013, el gobierno prevé una contracción del PIB del 1,3 por ciento.