EL MUNDO › LA OPOSICION PIDE QUE SE INVESTIGUE EL TRASFONDO DEL SUICIDIO
El lado oscuro del drama británico
El juez que investiga la muerte de Kelly se distanció de las acusaciones entre el gobierno y la BBC. Cae la adhesión a Blair.
Por Marcelo Justo
Aumenta la presión sobre el gobierno de Tony Blair. En un gesto de independencia ante el gobierno, el juez a cargo de la investigación judicial independiente sobre la muerte de David Kelly, Lord James Brian Hutton, señaló que sólo él decidirá los límites de la indagatoria. “Siempre dejé en claro que me corresponde a mí decidir, dentro de lo que tengo que hacer, qué temas voy a profundizar”, dijo Hutton. Desde Pekín, donde se encuentra de visita oficial, el premier británico respondió que el juez debía constreñirse a los límites que se marcaron para la investigación. “Es importante que se remita a hacer lo que le pedimos que hiciera. No creo que fuera razonable que hiciera más”, señaló Blair, aunque añadió que cooperaría totalmente con la indagatoria. A todo esto, una importante dirigente laborista y ex ministra de desarrollo internacional, Clare Short, quien dimitió por discrepancias sobre la intervención en el Golfo, declaró que la guerra entre la BBC y el gobierno era una cortina de humo para no hablar de las razones por las que Gran Bretaña fue a la guerra con Irak.
Uno de los más fuertes críticos del gobierno, el ex canciller laborista Robin Cook, enfatizó que la labor judicial no se puede reducir al aparente suicidio del científico, un prestigioso microbiólogo del Ministerio de Defensa que formó parte del equipo de inspectores de la ONU a Irak entre 1994 y 1999. “Creo que va a ser muy difícil hacer una investigación exhaustiva de las circunstancias que condujeron a la muerte del doctor Kelly sin analizar los temas sobre los que habló con el periodista de la BBC, Andrew Gilligan. Porque fue esa conversación la que desencadenó los hechos que llevaron a esta tragedia. Lo que sabemos es que el más importante experto británico en el programa de armas biológicas iraquíes tenía serias reservas sobre el dossier que el gobierno presentó al Parlamento y la opinión pública sobre el tema”, dijo Cook. La oposición, tanto conservadora como liberal-demócrata, subrayó su apoyo a una investigación amplia de lo sucedido. “Las declaraciones iniciales de Lord Hutton son muy positivas porque está dejando claro que él no va a aceptar órdenes de nadie”, dijo el líder de los liberal-demócratas Charles Kennedy.
En el centro de la tormenta no está sólo el gobierno de Blair sino también la célebre cadena pública de radio y televisión británica, la BBC. El científico prestó testimonio el pasado martes ante un comité parlamentario que investigaba las alegaciones formuladas por la BBC de que el gobierno manipuló la información de los servicios secretos para justificar la guerra contra Irak. Dos días más tarde Kelly salió a caminar solo por una zona boscosa de Oxford, a unos 4 kilómetros de su casa, y hacia la medianoche la familia reportó su desaparición. Al otro día la policía halló un cadáver que “correspondía a la descripción del científico”, pero recién el sábado confirmó que se trataba del científico. El domingo la BBC finalmente aceptó que Kelly había sido el “alto funcionario” gubernamental citado por el periodista Andrew Gilligan en el polémico informe que emitió el pasado 29 de mayo el programa radial que sintoniza toda la clase política del país: “Today”. En ese informe Gilligan hablaba de la inquietud que había en el espionaje británico por la presunta manipulación de sus informes para hacerlos más “sexy” en un momento en que la mayoría de la opinión pública se oponía a la invasión militar a Irak. Sumado a la falta de hallazgos de armas de destrucción masiva, el informe de Gilligan sacudió al gobierno y desató una virulenta batalla con la BBC que condujo a la formación de dos comités parlamentarios y, al final, a la muerte de David Kelly. Cuando el científico declaró el martes, su nombre había sido filtrado a la prensa como el “alto funcionario” que había contactado a la BBC. En su declaración, Kelly indicó que sólo reconocía un 60 por ciento de lo que había dicho en el informe emitido por Andrew Gilligan. El científico aseguró que en ningún momento había dicho que el portavoz de Blair y jefe de su equipo de comunicación, Alastair Campbell, hubiera insertado una de las más polémicas afirmaciones del dossier que dio a conocer el gobierno el pasado septiembre: que Irak podía activar su programa de armas de destrucción masiva con sólo “45 minutos de anticipación”.
En su comunicado este domingo, la BBC indicó que lamentaba profundamente la trágica desaparición de David Kelly, pero que seguía sosteniendo que el informe emitido en el programa radial se ajustaba a la información que él había dado. Este comunicado abre una clara disyuntiva para la investigación judicial que preside Lord James Brian Hutton: o el reportero de la BBC Andrew Gilligan exageró lo que le había dicho Kelly o el científico no dijo la verdad en su presentación ante el comité parlamentario.
“Tenemos la tragedia del doctor Kelly. Debe haber una investigación sobre la presión que sufrió. Este asalto a la BBC es una manera de distraer la atención sobre la razones por las cuales el gobierno decidió ir a la guerra con Irak”, señaló ayer la opositora Clare Short. En todo caso, para averiguar por qué se suicidó el científico, desfilarán ante la comisión judicial que preside Lord James Brian Hutton, Alastair Campbell, el ministro de Defensa, Geoff Hoon, el periodista Andrew Gilligan, y las máximas autoridades de la BBC. El mismo primer ministro podría comparecer ante Hutton, uno de los 12 miembros de los jueces lores, la máxima autoridad judicial del Reino Unido. Los analistas políticos descartan que rodarán cabezas cuando se conozca el veredicto de la indagatoria. Una encuesta del diario conservador The Daily Telegraph revela que la credibilidad de Blair ha caído en picada y apenas una ajustadísima mayoría de dos puntos (41 contra 39) opina que no debe renunciar. No cabe duda de que este verano británico, el más caluroso en décadas, se pondrá muy caliente para el gobierno laborista de Blair.