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Bienvenidos al fútbol-empresa
Por Pablo Vignone
Ahora nos rasgamos las vestiduras con el affaire Milito? ¿Ahora clamamos por la argentinidad mancillada? ¿Ahora nos golpeamos el pecho y denunciamos a los golfos del Madrid que escupieron la cara del pobre zaguero?
Bienvenidos a la realidad del fútbol-empresa. La noticia completa se desmenuza en esta página, pero la verdad es una sola: Florentino Pérez, el presidente del Madrid, no entiende un pimentón de fútbol, pero muchísimo de negocios. Jamás había visto jugar a Gabriel Milito hasta que le pasaron un compacto de tres minutos del Argentina-Uruguay del miércoles pasado. La Rodilla de Gaby –una relectura de Eric Rohmer por parte de este Pérez que no tiene nada de Cándido– es un invento malsano para enderezar la marcha de la empresa con gusto a merengue según su particular manera: ¿cuántas camisetas podría vender el aura de un jugador de fútbol capaz de marcar autogoles?
Siguiendo la línea K de conducta, el presidente Pérez puso a parir a los dirigentes del Independiente. Habría que ver si el particular titular del club madrileño, hombre de empresa al fin, no es amigo íntimo o integrante en diagonal de esa caterva que el jueves quedó en orsay delante del presidente argentino, y decidió tomarse una pequeña venganza. Es dudoso. Pérez, simplemente, hizo impiadosamente lo que le convenía, de la misma manera en que sus compatriotas piden aumentos de tarifas. Lo que a nosotros nos parecía ficción el viernes pasado, cuando el Madrid postergó la presentación de su nuevo jugador –eso de que la ignorancia futbolística y un mal partido fueran suficientes para abortar una operación millonaria– quedó insólitamente comprobado. Parecía irreal porque no comprendemos –o no nos gusta un comino– cómo se inserta en el fútbol la lógica de los negocios. Pero los jugadores no cuentan más por su valor-cancha, sino por lo que generan en términos de marketing. La mejor evidencia es que ayer el Barsa presentó a Ronaldinho y se agotaron las camisetas nº 10 con el nombre del gaúcho en la tienda del club. Esa misma que, una temporada atrás, presentó sonriente Juan Román Riquelme.
Dejen de buscar jugadores en los potreros: están en la pasarela.