Desde Santiago

La impresión general es que en el último debate televisado entre las dos aspirantes a La Moneda, Evelyn Matthei, como continuadora del gobierno de derecha de Sebastián Piñera, y Michelle Bachelet, intentando recuperar el poder de la Concertación, rearticulada ahora como Nueva Mayoría, es que la representante del oficialismo logró una leve ventaja sobre la doctora socialista.

Matthei, que a esta altura, al menos así lo dicen las encuestas, no tiene por dónde ganar las presidenciales, se mostró más directa, asertiva y puso en aprietos a Bachelet, sobre todo en un tema muy sensible para el país: la actuación de la ex mandataria a la hora de tomar decisiones tras el terremoto y tsunami del 27 de febrero del 2010.

Ahí las respuestas de Bachelet siguen en suspenso, al menos para buena parte de la ciudadanía. Tampoco se puede desconocer que la arena de la confrontación no es el escenario que más le sienta a la doctora, pues su fuerza política está en la calle, en el abrazo a la señora de la población, en el beso al pequeño, en la sonrisa amplia, en esa cercanía y carisma que la ha sostenido con elevados índices de popularidad. La televisión no es lo suyo y bien lo supo Matthei, que la acusó derechamente de “falta de liderazgo”, al tiempo que criticó el estilo de su oponente llana a formar equipos y resolver tras escuchar diversas opiniones.

Incluso, ayer, antes de cerrar su campaña en la sureña ciudad de Osorno, dijo que de ganar Bachelet, Chile se convertirá en otra Venezuela. “Cambiar la Constitución, cambiar todo el tema... ¿Por qué? Si nos ha ido bien, si a Chile le ha ido bien. A Chile le ha ido mejor que a cualquier otro país en Latinoamérica... Cuando veo que hay algunas que están diciendo que quieren transitar hacia Venezuela, donde no tienen qué comer... ¿Eso es lo que quieren para Chile? No señor, eso no es lo que queremos para Chile. Nosotros queremos más bien parecernos a los países europeos”, dijo la también ex ministra del Trabajo de Piñera. Las quejas del comando de Bachelet no se hicieron esperar, pero la daga al corazón de la campaña ya estaba enterrada. La doctora, por su parte, optó por el silencio.

Matthei perdió la primera vuelta el pasado 17 de noviembre cuando obtuvo el 25 por ciento de los votos, frente al 46 por ciento de Bachelet. Por eso cambió el tono de su campaña, puso a rostros jóvenes y del ala más liberal de la derecha y buscó el voto de los evangélicos: “Si Dios quiere que yo llegue ahí, no se hará nada que vaya en contra de lo que la Biblia dice”, les dijo en caso de salir electa. “El matrimonio es entre un hombre y una mujer y la vida se cuida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”, agregó, lo que le trajo un sinfín de cuestionamientos. Pero Matthei no se amilanó y la emprendió duro contra Bachelet al ritmo del slogan “Sí se puede” y profundizando la campaña uno más uno, es decir, instando a alguien que votó por ella en primera vuelta a que lleve a otra persona para que haga lo mismo.

Así las cosas, la última encuesta antes de la elección del próximo domingo desarrollada por la empresa Ipsos y la Universidad de Santiago pronosticó que Bachelet ganará la elección de segunda vuelta presidencial con más del 60 por ciento de los votos. Ayer, la candidata socialista hizo su último recorrido en su “bachemóvil” en la masiva comuna de Peñalolén, pero no atendió a la prensa, guardando sus últimos cartuchos para lo que vendría horas más tarde en el court del Estadio Nacional. La candidata se dirigió a sus adherentes, acompañada de figuras emblemáticas de la Nueva Mayoría, como también números artísticos para celebrar el cierre. Este recinto tiene una capacidad de 15 mil personas, 10 mil menos que las que llegaron al parque de la Quinta Normal, cuando concluyó la campaña de primera vuelta.

Matthei, en tanto, optó por un intenso recorrido en la zona sur del país, en la antesala del fin de su propaganda electoral. Ahí puso énfasis en exponer las treinta nuevas medidas incorporadas a su programa de gobierno, haciendo hincapié en los beneficios sociales y la clase media. La ciudad elegida para el acto final fue Temuco, justamente uno de los lugares donde la candidata obtuvo su mejor votación en primera vuelta, pues alcanzó un 29,30 por ciento de los sufragios en la Araucania.

Otro que entró al ruedo fue el presidente Sebastián Piñera, quien hizo un nuevo llamado a participar de la segunda vuelta. “El próximo domingo tendremos elecciones y quiero invitarlos a todos y todas a que participen y sean parte de nuestra democracia... Los candidatos tienen el privilegio de poder prometer, los presidentes tenemos la obligación de rendir cuentas”, dijo.

En la oportunidad, Piñera hizo un recuento del surgimiento de los campamentos (villas miseria) en Chile y las medidas tomadas por su gobierno para el traslado de estas familias a una vivienda definitiva. “Hicimos el diagnóstico, identificamos las 27 mil familias, nos hicimos cargo nosotros de dos tercios de la solución del problema y dejamos un tercio al próximo gobierno. Quien quiera que sea la próxima presidenta va a tener la gran tarea de completar la obra que iniciamos y aportar ese tercio que junto a los dos tercios que nosotros resolvimos va a poder terminar con los campamentos en nuestro país”, sostuvo endilgando responsabilidades.