Sábado, 22 de noviembre de 2014 | Hoy
EL MUNDO › SE CUMPLE UN AÑO DEL ESTALLIDO DE LA PROTESTA PROEUROPEA
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, visitó la céntrica Plaza de la Independencia de Kiev, donde depositó flores en el monumento a los cientos de manifestantes fallecidos durante las protestas contra Victor Yanukovich.
Ucrania conmemoró ayer, en presencia del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, el primer aniversario del estallido de la protesta conocida como Euromaidán, en medio de la creciente tensión militar con Rusia. “Son un pueblo extraordinario, un pueblo valiente. Aprovechen el momento para crear la democracia que se merecen”, dijo Biden en una declaración conjunta con el presidente ucraniano, Petro Poroshenko. Ambos apuntaron contra Rusia y responsabilizaron al Kremlin por la crisis en el este de Ucrania.
Biden visitó la céntrica Plaza o Maidán de la Independencia de Kiev, donde depositó flores en el monumento a los cientos de manifestantes fallecidos durante las protestas y la posterior revuelta contra el gobierno de Victor Yanukovich, aliado incondicional. Esa plaza fue, al igual que en la Revolución Naranja de 2004, el corazón del movimiento de protesta contra la decisión del gobierno ucraniano de renunciar a la asociación con la Unión Europea (UE).
Petro Poroshenko y Biden acordaron ayer continuar con el formato de las reuniones de Minsk para alcanzar la paz con los separatistas de las regiones orientales de Ucrania, luego de que algunos sectores abogaran por buscar “alternativas” al acuerdo firmado en la capital bielorrusa. “Hemos llegado al consenso total de que el formato más aceptable para garantizar el proceso de paz son las negociaciones de Minsk, donde debemos garantizar varios puntos clave del plan de paz” firmado en la capital bielorrusa, dijo Poroshenko en una conferencia de prensa brindada junto a Biden.
Las declaraciones del mandatario se dan luego de que el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, formulara el miércoles una propuesta para buscar alternativas al Grupo de Minsk y volver al formato negociador de Ginebra (Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea).
A principios de septiembre, el llamado Grupo de Minsk (Ucrania, los separatistas y la OSCE) alcanzó un acuerdo que incluye el alto el fuego inmediato, monitoreo de las fronteras ruso-ucranianas por parte de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y liberación de los rehenes y detenidos ilegalmente, entre otros puntos que, sin embargo, no se cumplieron.
Tras las declaraciones de Yatseniuk, Rusia llamó a los líderes de Ucrania a hablar directamente con los separatistas del este del país para resolver el conflicto armado y dejar de tratar a Moscú como si fuera parte del conflicto. El canciller ruso, Sergei Lavrov, dijo que el “partido de la guerra”, en referencia a los partidarios de la campaña militar ucranianos, había tratado de excluir a los separatistas de las negociaciones de paz al tiempo que presiona a Occidente para que consiga que Rusia participe como parte del conflicto.
El vicepresidente estadounidense, por su parte, exigió a Moscú que cumpla con los acuerdos de Minsk y advirtió que Rusia pagará un alto precio si continúa la escalada del conflicto en el este de Ucrania. “Si sigue así, Rusia pagará un precio aún mayor y quedará aislada. Si Rusia cumpliera con sus obligaciones y respetara la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, podríamos hablar del futuro de las sanciones, pero es algo que no ha sucedido todavía”, recalcó Biden.
Agregó que en lugar de cumplir con los acuerdos de Minsk, Moscú emprende acciones aún más provocadoras y un incumplimiento aún mayor del documento firmado por Rusia. Kiev y Occidente acusan a Rusia de desestabilizar Ucrania proporcionando dinero y armas a los rebeldes, pero Moscú, si bien apoya a los separatistas, niega haberlos armado o estar implicada directamente en el conflicto.
Asimismo, Biden prometió ayuda financiera por parte de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y otros países occidentales si Kiev prosigue las reformas económicas. De lo que nadie habló, al menos públicamente, fue del posible suministro de armamento norteamericano a Ucrania, ya que, como dijo en septiembre Poroshenko en el Congreso estadounidense, “la guerra no se gana con mantas”.
El asesor de la Casa Blanca para política exterior, Anthony Blinken, abogó esta semana por aumentar el potencial militar ucraniano, pero Rusia advirtió que eso alteraría el equilibrio de fuerzas y expandiría el conflicto.
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