En Nueva York, la policía se considera “lo mejor” de la Gran Manzana. Los agentes están orgullosos de su trabajo y lo demuestran cada vez que pueden. Sin embargo, muchos de los 50.000 policías de esa ciudad están ofendidos. La culpa la tiene precisamente su alcalde, Bill de Blasio. Y es que el funcionario demócrata, casado con una afroamericana, respaldó públicamente las manifestaciones que denunciaron la violencia de los agentes contra los ciudadanos negros. De Blasio reconoció en una conferencia de prensa que tuvo que entrenar a su hijo Dante en el trato con la policía. Palabras que le valieron la ira de su propia tropa policial. A raíz de ello, representantes del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) lo hicieron corresponsable del asesinato de dos agentes hace dos semanas. Se sospecha que el crimen, perpetrado por un afroamericano, se vio motivado como venganza por la violencia policial contra los negros. “El alcalde De Blasio también tiene ahora las manos manchadas de sangre”, sostuvo el jefe del sindicato de la policía, Patrick Lynch.

Una serie de estadísticas nuevas apunta a una respuesta de la policía neoyorquina: en la última semana de diciembre de 2014, la posterior al asesinato de los dos policías, los agentes impusieron un 94 por ciento menos de multas de tránsito, un 92 por ciento menos de multas por mal estacionamiento y un 94 por ciento menos de advertencias por infracciones, como orinar en la vía pública, comparada con la misma semana de 2013, informaron medios de prensa locales. Además, detuvieron a un 84 por ciento menos de personas por delitos relacionados con drogas. En los dos distritos policiales más afectados –donde fueron asesinados los dos agentes y donde patrullan normalmente–, las cifras son más llamativas: cuando en la última semana de diciembre de 2013 fueron 130 las personas que recibieron apercibimientos por infracciones, en el mismo período del año pasado fue sólo una. Estas cifras que deberían ser motivo de alegría para el alcalde y el NYPD pasan inadvertidas en un ambiente de tensión. Lo que sí escaló fue la disputa entre el alcalde y los uniformados. En varios actos, como el funeral de ayer del agente Wenjian Liu, los policías decidieron abuchear al alcalde o le dieron la espalda. En la primera reunión de crisis, De Blasio tampoco consiguió un acercamiento con los policías. El diario local New York Daily News asegura que se habría desatado una guerra fría entre el funcionario y los uniformados. “Los agentes también tienen sentimientos”, defendió el representante sindical Michael Palladino. Pero no todos los neoyorquinos están del lado de la NYPD. “Lo que los neoyorquinos quieren de su policía es simple: 1) Que no violen la Constitución. 2) Que no maten a personas desarmadas –indicó el periódico The New York Times—. Y ahora podemos agregar: 3) Que hagan su trabajo.”