Navegantes estadounidenses y cubanos compitieron amigablemente ayer en aguas de La Habana, muy cerca del edificio de la futura embajada norteamericana, en la primera carrera de veleros después de que se aflojaran las tensiones entre ambos países en diciembre.

Bajo el abrasador sol del mediodía, 10 catamaranes cubrieron un circuito de una milla en el mar frente a dos emblemáticos edificios situados en el Malecón, la costanera de la capital cubana: el Hotel Nacional y la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA), que debe convertirse en embajada próximamente, cuando ambos países restablezcan vínculos diplomáticos.

Cinco catamaranes que tenían pequeñas banderas con las barras y las estrellas llevaban tripulantes estadounidenses (dos personas en cada uno), mientras que los otros cinco eran de cubanos, en esta histórica competencia nacida de una iniciativa conjunta de clubes náuticos de la isla y de Cayo Hueso, Florida, el punto de la costa norteamericana más cercano a Cuba (unos 150 km).

“Somos el primer grupo de Estados Unidos con permiso del gobierno norteamericano para participar en un evento deportivo en el agua en Cuba”, destacó George Bellenger, uno de los navegantes estadounidenses.

Los preparativos para la carrera comenzaron muy temprano en la Marina Hemingway, en el oeste de La Habana, donde norteamericanos y cubanos prepararon sus respectivos catamaranes, en un ambiente de camaradería y cooperación. También cargaron conjuntamente en lanchas auxiliares diversos pertrechos, incluida una heladera portátil llena de latas de Tukola, la Coca-Cola cubana, para refrescarse. Desde allí partieron hacia el punto de largada, en la zona central de la ciudad, frente al edificio de la SINA.

“Es muy bonito para el público confraternizar con esta amistad que empieza a surgir entre los clubes náuticos de Cayo Hueso y Ciudad Habana”, dijo el entrenador del equipo cubano, Vicente de la Guardia. “Tenemos diferencias en los barcos, los nuestros son muy viejitos, pero los atletas son muy buenos”, añadió.

Decenas de curiosos presenciaron la competencia náutica desde el Malecón, mientras numerosos turistas lo hacían desde la terraza del Hotel Nacional, donde se conservan dos antiguos cañones Krupp usados (en ese mismo sitio) por las fuerzas españolas contra los buques estadounidenses en la guerra de 1898, que marcó la independencia de Cuba.

“Hoy es un día especial. Este es un evento que se da poco”, dijo el navegante cubano Alexander Rey, de 17 años, quien manifestó su anhelo de “tener también la opción de que nos inviten” a competir en Estados Unidos.

En medio de la alegría, nadie prestó atención a quién ganó la competencia de catamaranes.

Este torneo denominado Havana Challenge (Reto Habana) tuvo una primera jornada el sábado, cuando los catamaranes estadounidenses hicieron una travesía de unas 10 horas a través del estrecho de Florida desde Cayo Hueso hasta La Habana, que fue ganada por el velero de Bellenger. Esta es la primera competencia náutica organizada tras la decisión de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro de iniciar en diciembre un diálogo para restablecer las relaciones diplomáticas rotas en 1961. La reconciliación tras medio siglo quedó sellada en un histórico apretón de manos entre los dos presidentes en abril en Panamá, en el marco de la Cumbre de las Américas, y mañana ambos países mantendrán una reunión en Wa- shington para discutir el restablecimiento de lazos diplomáticos y la reapertura de embajadas.

Mientras los diplomáticos llevan adelante este diálogo, los deportistas y artistas estadounidenses se pusieron en la vanguardia organizando simbólicas giras a la isla comunista. Una delegación de basquetbolistas de la NBA visitó La Habana recientemente, mientras que el famoso club de fútbol Cosmos de Nueva York jugará un amistoso con la selección cubana el 2 de junio. Por su parte, varios artistas norteamericanos participarán en la Bienal de La Habana, que comienza este viernes, tras las visitas de dos orquestas estadounidenses, una de California y otra de Minnesota.