EL MUNDO › VARIOS LEGISLADORES DISCREPARON CON TSIPRAS

Un revuelo al interior de Syriza

Alexis Tsipras lanzó una señal de acercamiento a la oposición griega, que lo apoya en las negociaciones con la troika europea. El primer ministro griego tuvo este gesto aun al precio de aumentar la disidencia al interior de Syriza, lo que hace temer una nueva crisis política. Un total de 251 diputados –de una Cámara baja de 300 legisladores– autorizaron el sábado al gobierno heleno a conducir el diálogo con los acreedores de Grecia sobre la base de propuestas que apenas variaban de las presentadas a los electores en el referéndum del 5 de julio y que fueron masivamente rechazadas con un No que trepó al 61 por ciento de los votos. Aunque el primer ministro contó en la votación parlamentaria con el apoyo de la oposición de derecha encarnada en Nueva Democracia, los socialistas de Pasok, el partido de centro Potami y los trece diputados del partido de derecha soberanista ANEL, miembro de la coalición gubernamental, técnicamente perdió su mayoría absoluta: 17 de los 149 diputados de Syriza no lo acompañaron.

Dos diputados votaron por el No, ocho se abstuvieron y siete estuvieron ausentes durante la votación, entre ellos, el ex ministro Yanis Varoufakis, que se encontraba ocupándose de temas familiares. Entre los que se volcaron por la abstención figuran dos ministros: el titular de Energía, Panagiotis Lafazanis, contrario a la permanencia en el euro, así como la presidenta del Parlamento, Zoé Kostantopoulou, “pasionaria” de la izquierda radical y piedra en el zapato del primer ministro, la caracterizó el diario Kathimerini. Esta funcionaria de fuerte temperamento, convertida para algunos en icono y que no ha dudado en salir del Parlamento para unirse a los manifestantes que se dan cita en plaza Syntagma, debe su popularidad a las dos investigaciones parlamentarias que ha abierto: una que concluyo en el carácter “odioso e ilícito” de la deuda griega y la otra, la obligación de Alemania de reembolsar 279.000 millones de euros a Grecia en concepto de reparaciones por la Segunda Guerra Mundial. Como si fuera poco, 15 diputados de Syriza afirmaron en una carta dirigida a Tsipras que habían optado por el sí por no dañar al gobierno, pero advirtieron que el premier podrá contar con ellos para poner en marcha las futuras reformas exigidas por los acreedores. “Nuestro ‘Sí’ no puede ser interpretado como un ‘sí’ a la puesta en marcha de medidas de austeridad neoliberales, las mismas que hemos combatido junto a la sociedad”, aseguraron los legisladores.

En opinión de la prensa griega, Tsipras tiene tres opciones por delante: puede convocar a nuevas elecciones, formar un gobierno de unión nacional o contentarse, al menos en un primer momento, con pasar la escoba y hacer una fuerte limpieza al interior en Syriza aplicando los reglamentos del partido. En efecto, un código de buena conducta firmado por todos los diputados de Syriza prevé que el legislador que entre en desacuerdo con la política del gobierno está obligado a devolver su banca al partido, que tendrá la potestad de nombrar en su lugar al siguiente diputado en el orden de la lista electoral.

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