Martes, 14 de julio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › EN EL VIAJE DE REGRESO A ROMA, FRANCISCO HIZO UN BALANCE DE SU GIRA POR ECUADOR, BOLIVIA Y PARAGUAY
“Si una empresa puede hacer una declaración de bancarrota, ¿por qué un país no lo puede hacer? ¿Y si le llega la ayuda de los demás?”, se preguntó el pontífice. Recordó un proyecto en la ONU.
Tras dar por finalizada su gira por Sudamérica, el papa Francisco conversó con un grupo de periodistas que lo acompañaban a bordo del avión que lo llevó de regreso a Roma. Sobre la negociación entre Atenas y los países europeos acreedores, el jefe de la Iglesia Católica recordó en la conferencia de prensa que en una conversación que había mantenido hace un año le habían hablado de un proyecto en Naciones Unidas por el que un país puede declararse en bancarrota, que no es lo mismo que caer en default. “No sé cómo ha ido, si era verdad o no. Si una empresa puede hacer una declaración de bancarrota, ¿por qué un país no lo puede hacer? ¿Y si le llega la ayuda de los demás?”, se preguntó Francisco. No nombró a la Argentina, que en febrero de este año presentó ante la ONU su propuesta de un nuevo marco legal multilateral para la quiebra de los países, a fin de evitar el accionar de los fondos buitre sobre las reestructuraciones de deuda soberana, pero la referencia quedó como un guiño de respaldo a ese proyecto. Asimismo, el Papa señaló que no es injusto que Bolivia plantee la salida al mar, sobre todo, después de una guerra. Y sostuvo que en el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas tanto Cuba como Estados Unidos perderán y ganarán algo.
Un guiño de apoyo al gobierno de Grecia, a los movimientos populares, humor y una crítica cariñosa a los periodistas fueron el resumen de la rueda de prensa de Francisco. El avión había despegado de Asunción cuando el Papa apareció ante los periodistas, les agradeció por el duro trabajo realizado y dio paso a las 15 preguntas, agrupadas por idiomas, de los 60 reporteros que viajaron con él a Ecuador, Bolivia y Paraguay. El vocero vaticano, Federico Lombardi, contó que las primeras preguntas serían en español para los comunicadores de los países visitados por el Papa y el resto... “en guaraní”, interrumpió Francisco entre risas.
Jorge Bergoglio fue consultado por la reunión y el apoyo a movimientos populares, formados por campesinos, cartoneros, indígenas y colectivos con poca representación, y su mensaje antisistema. Francisco dijo que esos movimientos le gustan porque se organizan entre ellos, no sólo para hacer protesta, sino para ir adelante y poder vivir. “Tiene una doctrina social y tiene que dialogar con estos movimientos”, aseguró sobre la misión de la Iglesia de la que, destacó, no puede ser indiferente. Y remarcó que su discurso no fue político, sino un resumen de lo que es la doctrina social de la Iglesia.
El pontífice también hizo recomendaciones a los periodistas, que muchas veces buscan instrumentalizar sus discursos. Les recomendó aplicar la hermenéutica y no sacar las frases de su contexto. Francisco hizo gala de su sentido del humor cuando un periodista le preguntó qué tomaba para aguantar el ritmo de este tipo de viajes. “¡Querés saber qué droga tomo! ¿Esa es la pregunta?”, inquirió al periodista. Y aseguró con ironía que el mate lo ayuda mucho y después, para continuar con la broma, confirmó que no tomó coca en Bolivia.
El Papa sorprendió al develar que en el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no hubo mediación suya. “A un cierto punto, en enero del año pasado me informaron, pasaron tres meses, recé ¿qué deben hacer estos dos que desde hace 50 años están así? Después el Señor me hizo pensar en un cardenal, él fue allá, no pasó nada, después el secretario de Estado, que está aquí hoy, me dijo mañana se hará la segunda reunión. ¿Pero cómo? Sí, sí, se hablan. No fue una mediación, sino la voluntad de ambos países. Nosotros no hemos hecho casi nada, sólo pequeñas cosas y a mediados de diciembre fue anunciado. De verdad fue así, de verdad no hay nada más”, reveló el religioso. Francisco evaluó que tanto Cuba como Estados Unidos perderán y ganarán algo, porque “las negociaciones son así”, y destacó que el hecho fundamental es que ambos ganarán en paz y amistad.
El religioso fue consultado sobre el acercamiento al que contribuyó la Iglesia y su respeto a los derechos humanos, en especial la libertad religiosa. “No se vulneran los derechos humanos en sólo dos países, yo digo que en muchos países del mundo no se respetan los derechos humanos. Hay incluso países europeos donde no te dejan hacer una señal religiosa por varios motivos, y también en otros continentes es lo mismo”, dijo.
Una de las imágenes más repetidas del pontífice en su viaje por Ecuador, Bolivia y Paraguay fue la cantidad de personas que se acercaban en cualquier momento para pedirle que se sacara una selfie (autofoto). Al responder a la pregunta sobre qué opinaba de eso, Francisco, entre risas, contestó: “Es otra cultura. Me siento bisabuelo. Hoy al despedirme un policía grande me dijo que si se hacía un selfie. Era un hombre de unos 40 años y yo le he dicho, pero mirá que no sos un adolescente”. Aseguró que, aunque la siente como otra cultura, la respeta.
Francisco se refirió sobre el reclamo de Bolivia de recuperar su salida al mar. “Siempre hay una base de justicia cuando hay cambio de límites territoriales, y sobre todo después de una guerra. Yo diría que no es injusto plantearse una cosa de ese tipo.” Respecto del conflicto entre La Paz y Santiago, el Papa recalcó la importancia del diálogo y recordó que el asunto está detenido tras la presentación de un recurso a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. “Estando el tema en un tribunal internacional no se puede hablar de mediación. Hay que esperar”, aclaró.
A su vez, habló de la posible mediación del Vaticano en algunos problemas que atraviesan países en América latina e indicó que esa sería la última instancia. Francisco puso como ejemplo de sus dichos la intervención del Vaticano entre Argentina y Chile para evitar una guerra, con “San Juan Pablo II interesándose”, pero aclaró que en aquella situación ambos países estaban de acuerdo. En este sentido, recordó que hubo un grupo en Argentina que nunca quiso esa mediación y, cuando el presidente Raúl Alfonsín hizo el plebiscito sobre si se aceptaba la propuesta de mediación, “obviamente que la mayoría del país dijo que sí”, pero hubo un grupo que se resistió.
“Siempre cuando se hace una mediación, difícilmente todo el país está de acuerdo. Pero es la última instancia. Siempre hay otras figuras diplomáticos que ayudan, como es el caso de los facilitadores”, dijo.
El Papa explicó que en este momento tenía que ser cauteloso con este tema, pues cualquier comentario, como jefe de un Estado que es, podría ser interpretado como inmiscuirme o una presión o algo inconveniente. “Tengo que ser muy respetuoso de la decisión que tomó el pueblo boliviano que hizo ese recurso”, agregó.
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