Jueves, 20 de agosto de 2015 | Hoy
EL MUNDO › EDDA PANDO, ACTIVISTA EN FAVOR DE LOS MIGRANTES DESAPARECIDOS EN EL MEDITERRáNEO
Todos los jueves se reúnen en una plaza de Milán y en el suelo ponen una manta roja y máscaras blancas como para hacer más claro el drama de los 24.000 desaparecidos en el mar desde el año 2000 y los 2300 muertos en lo que va de 2015.
Página/12 En Italia
Se inspiraron en las marchas semanales de las Madres de Plaza de Mayo. El punto de reunión es, todos los jueves desde el mes de junio, la Plaza de la Scala de Milán. Se ponen en círculo y tienen en las manos las fotos de algunos de los “nuevos desaparecidos”, migrantes que han atravesado el Mediterráneo alguna vez y de los nunca más se tuvo noticias. Y en el suelo ponen una manta roja y máscaras blancas como para hacer más claro el drama de los 24.000 desaparecidos en el mar desde el año 2000 y los 2300 muertos en lo que va de 2015. Hay muchos otros que se sabe que partieron, pero nunca llegaron y tampoco se encontraron sus cuerpos. Los organizadores de esta iniciativa son la Rete Milano Migrantes, un grupo de 15 organizaciones humanitarias. Entre ellas está Todo Cambia, nacida en 2001 e integrada originariamente por peruanos, colombianos e italianos, para ayudar a los inmigrantes a organizarse, para hacer que hablaran con su propia voz y no por boca de los italianos, y pedir al gobierno italiano una moratoria para arreglar la situación de la gente sin papeles. Edda Pando es peruana y una de las líderes de Todo Cambia. Llegó a Italia en 1991 y durante un período también ella fue una inmigrante ilegal. “La razón de mi vida –dijo en una entrevista de Página/12– es la lucha por los derechos de los inmigrantes”.
–¿Cómo nació la iniciativa de los jueves?
–Empezamos en junio porque a un cierto punto las organizaciones de solidaridad de Milán pensamos que era necesario dar más atención a la masacre que se está produciendo en las fronteras. Y dar voz a las familias de esa gente. Por eso nos pusimos en contacto con las organizaciones de familiares de inmigrantes desaparecidos de Túnez y Argelia. Fue entonces que Enrico Calamai (ex cónsul en Argentina que salvó numerosos argentinos de la dictadura militar) propuso el nombre de “nuevos desaparecidos”. La idea fue recoger la forma de lucha utilizada por las Madres de Plaza de Mayo.
–Ustedes dicen que migrar debería ser un derecho para todos. ¿Qué significa eso exactamente?
–Nosotros decimos que se migra para vivir, no para morir. Mucha gente que viene a nuestra manifestación piensa que es más barato tomar una barca ilegal de algún traficante para atravesar el Mediterráneo que comprarse un pasaje de avión. El pasaje de avión de Milán a Túnez, por ejemplo, cuesta 200 euros. La barca cuesta más o menos 1000. Entonces la gente no entiende por qué toman estos medios ilegales. El problema es uno solo y se llama “visa”. La visa no existe desde la eternidad. La visa que permite el ingreso a Europa existe para los países africanos e incluso muchos latinoamericanos, desde que se instituyó el Acuerdo de Schengen, en la década del ‘90, que regula la libre circulación de los ciudadanos europeos. Nosotros decimos que la libertad de circulación de los europeos se está construyendo sobre la sangre de los extracomunitarios. Si un ciudadano de algún país del norte de Africa va a pedir la visa a un consulado italiano o francés o de otro país, no se la dan. Por eso los inmigrantes tienen que tomar las barcas ilegales.
–¿El objetivo principal de la manifestación de los jueves es hacer tomar conciencia a los italianos, a la gente común, de la verdadera dimensión de esta crisis migratoria?
–Nuestro objetivo es sin duda hacer tomar conciencia. Porque las barcas hundidas, las personas desaparecidas o muertas en el Mediterráneo, se ven cada día en televisión y se corre el riesgo de que se transforme en una cosa casi normal. Ya se sabe que esta gente morirá, piensan algunos. Pero no se sabe que esto sucede sólo porque la gente quiere migrar. Con la crisis en Italia muchos jóvenes han emigrado a Estados Unidos. Y allá son ilegales. Pero están vivos. En cambio nosotros, los extracomunitarios, no teniendo la visa tenemos que dirigirnos a los ambientes de la ilegalidad. Y esto significa poder morir. Por eso migrar para nosotros debe ser un derecho.
–Ustedes también dicen que la marcha del jueves es “antirracista”...
–Consideramos que la leyes de inmigración están inspiradas en principios racistas, porque se basan en principios de exclusión. El hecho de pertenecer a una determinada región del mundo, tu proveniencia, tu origen comporta que tu no tengas determinados derechos. No tenemos derecho a circular, no tenemos derecho a la existencia, no tenemos derecho a la salud, al trabajo. Nuestra proveniencia geográfica, por no decir étnica, comporta que no tengamos derechos. Y esos principios han sido institucionalizados por las leyes de inmigración y no solo en Europa.
–Según usted, ¿Europa podría hacer más ante la crisis migratoria actual?
–Yo creo que es equivocado decir que Europa no esté haciendo nada. Europa está haciendo algo, está decretando que no hay que salvar a la gente. Una cosa es que Europa estuviera ignorando lo que pasa. Europa dice que hay que combatir a la criminalidad, que hay que bombardear las naves que están en Libia para que los inmigrantes no puedan llegar, para que los traficantes no se enriquezcan. Europa está haciendo una política que está subrayando el hecho de que hay personas a las que se puede dejar morir. Se justifica políticamente el derecho de no salvarlas, porque hay una “invasión”, dicen, porque hay un ingreso irregular de esas personas. Europa esta haciendo un política que significa condenar a la gente a morir. Porque si no quisiera esto, ya se podría haber pensado en otros mecanismos para el ingreso regular de los migrantes. Europa no está resolviendo el problema porque no quiere instituir caminos de ingreso regular. Aunque sabe muy bien que de todas maneras necesita mano de obra.
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