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Los resultados electorales de los comicios legislativos del domingo pasado dejaron en evidencia la polarización política que atraviesa a Colombia. El reparto casi simétrico de votos entre los dos primeros candidatos a senadores obedeció al binomio clásico izquierda-derecha: el primer lugar correspondió al conservador Luis Alfredo Ramos –adherente al candidato presidencial Alvaro Uribe, disidente del Partido Liberal y con un fuerte discurso antiguerrilla– con más de 212.203 votos, seguido por el ex líder guerrillero independiente, Antonio Navarro, con 208.367 votos. El esquema se repitió para la Cámara de Representantes: el primer puesto fue para un ex general devenido independiente, Jaime Canal, y detrás otro ex miembro de la organización M-19, Gustavo Petro. Pero en perspectiva a las presidenciales de mayo, la mayoría de los candidatos más votados adhieren a Uribe.
El tercer lugar de los candidatos a senadores más votados fue ocupado por Germán Vargas, también adherente a Uribe, seguido por Samuel Moreno (independiente) y por Carlos Gaviria, del movimiento del Frente Social y Político, de marcada tendencia de izquierda. El liberalismo, a pesar de continuar como la mayor fuerza parlamentaria, sufrió un fuerte retroceso en el Senado: pasó de 56 bancas –obtenidas en 1998– a 30 tras la jornada del domingo. El conservadurismo –partido del presidente Andrés Pastrana– también perdió bancas, pasando de 17 a 13, resultado que hizo renunciar el domingo a última hora a su presidente, Carlos Holguín. El resto de los escaños en la cámara alta está repartido entre un puñado de agrupaciones independientes, indigenistas y diferentes coaliciones cuya tendencia, con vistas a las elecciones presidenciales del próximo 26 de mayo, es incierta. Por eso mismo, este escenario abre el juego de alianzas que se empezarán a negociar en los próximos días.
A la vez, el espacio dejado por el desplazamiento de los partidos tradicionales ha sido ocupado por figuras independientes, aunque varias de ellas –y las más importantes– están asociadas a la figura de Alvaro Uribe, el liberal disidente que encabeza las últimas encuestas con un 60 por ciento de intención de voto. El propio Uribe graficó la situación: considera que de los 102 senadores, 27 apoyan su aspiración, 17 están “dudosos” y seis le prometieron que se decidirán en estos días. El más perjudicado parece ser el liberal Horacio Serpa, quien reconoció ayer que dentro del Partido Liberal hay fuerzas que lo apoyan a él pero otras que respaldan a Uribe e inclusive a otros candidatos como la independiente Noemí Sanín y el izquierdista Luis Eduardo Garzón. En la Cámara de Representantes, el ex general Jaime Canal alcanzó la más alta votación a nivel nacional, con más de 82.000 votos, mientras que la segunda le correspondió al ex miembro de la desmovilizada guerrilla M-19, Gustavo Petro, con 77.577 votos.