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El jefe de la delegación del gobierno para los diálogos con las FARC, Humberto De la Calle, descartó que la paz con esa guerrilla que está a punto de firmarse ponga en riesgo la Constitución colombiana, que ayer cumplió 25 años. De la Calle recordó que precisamente la hoja de ruta para construir la nueva Carta de 1991 fue la necesidad de reconciliar el país, reconocer la diversidad de ideologías y darle cabida a nuevos actores como grupos guerrilleros desmovilizados y comunidades étnicas, así como comenzar a equilibrar los poderes.

Al preguntársele si el actual proceso de paz pone en riesgo esa Constitución, respondió categóricamente que “no, todo lo contrario”.

El hombre que formó parte de la mesa directiva de la Asamblea Constituyente como ministro de Gobierno, agregó que los cambios derivados de lo acordado en La Habana con las FARC son puntuales, con excepción de la justicia transicional, que sí exige una operación a fondo sobre la normativa constitucional.

“Más allá de esa consideración, la estructura de la Constitución nació como un tratado de paz. Recordemos que ése fue el fundamento de la Corte Suprema de Justicia en el año 1991 para darle vía libre a este mecanismo: la Constitución es un tratado de paz”, enfatizó, citado por radio Caracol en su página web.

Según De la Calle, las motivaciones y necesidad de paz siguen estando vigentes y recordó en tal sentido “el reconocimiento de los derechos, la posibilidad de tener instrumentos jurídicos para que rápidamente se protejan los derechos fundamentales, la limitación de los estados de excepción, una mayor distribución de poderes, el manejo de las regiones que recuperen sus riquezas y la elección de mandatarios locales”. “El entorno de lo que implica en su esencia la Constitución del 91 es que sigue siendo un instrumento apto para la paz. A mí me parece que para una paz en democracia la Constitución está viva y totalmente válida”, insistió.

Sobre los cambios que se produjeron en Colombia luego de la Carta que cumplió ayer un cuarto de siglo, expresó que “el país se redescubrió de mil maneras”, y explicó que “el arquetipo que había antes de la Constitución de 1991 era de un hombre blanco, monógamo, heterosexual, depredador del medio ambiente; era el hombre que conquistaba la naturaleza y la destruía de paso”.

“Éramos una nación sin religiones distintas a la católica, era un país sin etnias que descubre los indígenas, las comunidades afro y las tierras colectivas de esas comunidades. El año 1991 fue como una especie de despertar y a mí me parece que eso fue lo más importante”, añadió.

Hace 25 años, pocos minutos antes de la medianoche del miércoles 3 de julio de 1991, quedó derogada la Constitución de 1886, que había regido a Colombia durante 105 años.

Al día siguiente, en una sobria ceremonia en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, los copresidentes de la Asamblea Constituyente, Álvaro Gómez, Horacio Serpa y Antonio Navarro, promulgaron a una sola voz el nacimiento de la nueva Carta Política. De inmediato, la Constitución de 1991 fue reconocida como un tratado de paz.