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Los campesinos del Movimiento Sin Tierra (MST) decidieron abandonar el living de Fernando Henrique Cardoso. Ayer, cientos de hombres y mujeres del MST dejaron la hacienda presidencial ocupada el sábado, luego de que el gobierno aceptara escuchar su petitorio. Sin embargo, el acuerdo se volvió casi una trampa. Pese a que la retirada del MST fue pacífica y que uno de los puntos de negociación con las autoridades había sido que no haya detenidos, fueron apresados 16 dirigentes. Este hecho desató una crisis en el gobierno y los dos funcionarios que comandaron el diálogo renunciaron ayer. El ministro de Desarrollo Agrario, Raúl Jungmann, y su par de Justicia, Aloyzio Nunes Ferreira, se desdijeron de lo pactado: no atendieron las demandas campesinas y negaron el acuerdo de no encarcelamiento.
La crisis pareció destrabarse después de que el ministro Jungmann prometió al MST discutir sus demandas: el asentamiento de 200 familias de agricultores sin tierra de Minas Gerais en el marco del programa de reforma agraria, la realización de obras de infraestructura en los asentamientos realizados en la región, la liberación de créditos oficiales para el cultivo y la eliminación de los procedimientos judiciales contra algunos de sus miembros. Así, el desalojo de la finca Corrego da Ponte ubicada en Buritis, estado de Minas Gerais, se produjo tres horas después de la llegada de 20 camiones con más de 200 soldados, cuatro ambulancias, vehículos del ejército y de la policía federal para reforzar la seguridad de la hacienda, a cargo de unos 70 policías, llegados después de la toma.
Sin embargo, los dos funcionarios que protagonizaron las negociaciones que lograron el fin de la ocupación sin la intervención de los efectivos del Ejército y de la Policía Federal, dimitieron ayer a sus cargos, a causa de la detención de 16 integrantes del MST. El oidor y la responsable de conflictos rurales del estatal Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra), Gercino José Alves Filho y María de Oliveira, acusaron a los agentes federales de recurrir a la violencia contra los líderes campesinos y de no respetar el acuerdo que resultó en la desocupación de la finca “No hubo resistencia, porque ellos pensaban que iban a entrevistarse con el ministro Jungmann. Estoy avergonzada. Organizamos una salida pacífica y ello no fue respetado”, expresó De Oliveira.
Sin embargo, tanto el ministro Jungmann como el de Justicia, Nunes Ferreira, negaron tajantemente que hubiesen autorizado incluir una garantía de libertad en las negociaciones para la desocupación del lugar.
“En ningún momento ha sido negociado el no cumplimiento de la ley”, sostuvo Nunes Ferreira, quien afirmó que los líderes de la ocupación seguirán detenidos y serán investigados por varios delitos. Y detalló: “Ellos fueron detenidos en flagrante por varios crímenes, entre ellos resistencia a la prisión, invasión de un establecimiento agrícola, retención ilegal de terceros, hurto y violación de domicilio, y tendrán que responder por ello ante la Justicia”. “La invasión causó un gran escándalo. La imagen del presidente fue vilipendiada. No podemos considerar la ocupación como un simple paseo. Hubo un crimen y tiene que haber sanciones”, agregó el ministro luego de que la prensa difundiera, durante todo el sábado, imágenes de los campesinos en lo que parecía ser el living de la casa de Cardoso. Jungmann, finalmente, se negó a escuchar las reivindicaciones de los miembros del MST, tal como había sido acordado por sus representantes. “Cuando los estaba esperando, fui informado de que el grupo de líderes que debía recibir había sido arrestado. Entonces no había razones para permanecer allí”, argumentó en forma tautológica
Por otro lado, la reunión del Directorio Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil aprobó ayer por un estrecho margen (38 votos contra 29) la propuesta de que su candidato presidencial, Luiz Inácio Lula da Silva, negocie una alianza con el Partido Liberal (PL, conservador) con miras a las elecciones de octubre próximo.