EL MUNDO › EL DIARIO REFLEXIONO SOBRE SU COBERTURA DE LA GUERRA

Mea culpa del “New York Times”

Por José Manuel Calvo *
Desde Washington

El equipo de dirección de The New York Times publicó ayer un mea culpa de los errores cometidos en la cobertura del conflicto de Irak. Puesto que el diario ha revisado críticamente “los fracasos del espionaje norteamericano y aliado sobre las armas de destrucción masiva y la posible conexión entre Irak y el terrorismo, y las acusaciones de que el gobierno ha manipulado y exagerado”, “ya iba siendo hora de mirarnos a nosotros mismos bajo esos mismos focos”, dice el Times, que obtiene dos conclusiones: “Nos hemos encontrado con una enorme cantidad de trabajo periodístico del que estamos orgullosos”, pero también “con aspectos de nuestra cobertura que no han sido tan rigurosos como deberían haber sido”. “En algunos casos, informaciones que eran cuestionables y no fueron cuestionadas”.
“En retrospectiva, deberíamos haber sido más agresivos a la hora de comprobar ciertas afirmaciones, a medida que surgían –o no– nuevas pruebas.” El Times señala cinco artículos –algunos, tan importantes que figuraban en la primera página del periódico– publicados entre el otoño de 2001 y la primavera de 2003 en los que se hablaba de datos sobre arsenales de armas de destrucción masiva en Irak que no habían sido contrastados ni verificados. ¿Culpables? Dice el diario: “Responsables en diversos niveles” que deberían haber sido más críticos con los periodistas “estaban quizá demasiado deseosos de que se publicaran primicias”, de forma que se recibían testimonios de disidentes sin tener en cuenta “su intenso deseo de echar a Saddam”.
El diario encuentra en común en las historias erróneas que “dependían, en gran parte, de informaciones procedentes de un círculo de iraquíes disidentes, espías o en el exilio partidarios del cambio de régimen, gente cuya credibilidad ha sido sometida a un intenso debate público en las últimas semanas”. Times se refiere al Congreso Nacional Iraquí (CNI) de Ahmed Chalabi, la figura en la que la dirección del Pentágono y la Casa Blanca se apoyaron para justificar la guerra, frente a las reservas de la CIA y el Departamento de Estado. “Chalabi ha sido mencionado como fuente ocasional en el Times al menos desde 1991 y ha servido de intermediario entre periodistas y otros exiliados. Se convirtió en un favorito del ala más dura del gobierno de Bush y en un intermediario de información pagado, hasta que sus ingresos fueron cortados la semana pasada.” El periódico dice que, para acabar de complicar las cosas, las informaciones de estos exiliados “eran confirmadas con entusiasmo” por fuentes oficiales que ahora reconocen el error de “haber sido desinformados, como muchos medios de comunicación, éste en particular”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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