EL MUNDO › OPERATIVO RESCATE EN LA CIUDAD PETROLERA DE AL KHOBAR
Final violento en suelo saudita
Las fuerzas sauditas pusieron fin a la toma de rehenes, con un saldo de 25 muertos, 9 decapitados. Al Qaida –que reivindicó el ataque– habló de “masacre” en un nuevo mensaje, no autenticado.
Por Michael Harrison y
Patrick Cockburn *
La toma con rehenes en un complejo residencial ejecutivo en Arabia Saudita, cuya autoría se adjudicó Al Qaida, fue desbaratada por la seguridad saudita, con 25 rehenes asesinados este fin de semana (16 el sábado) y el líder de la banda muerto. Desde tres helicópteros, los comandos sauditas ingresaron al complejo residencial y terminaron el sitio de 25 horas, que había comenzado al refugiarse allí siete hombres armados, tras atacar dos firmas petroleras en la ciudad de Al Khobar, el sábado. Entre las bajas figuraban un ejecutivo británico de la compañía Apicorp identificado como Michael Hamilton, un niño de diez años egipcio (hijo de uno de los empleados de la compañía), un cocinero italiano, tres civiles filipinos y un comerciante norteamericano. Nueve de los muertos fueron decapitados. Tres asaltantes escaparon y uno fue detenido, según el informe oficial.
Las fuerzas de seguridad sauditas sitiaron el complejo Oasis y acorralaron a los atacantes en el sexto piso del edificio más alto, quienes al anochecer, comenzaron a matar a los rehenes, 22 de ellos. Uno de los sobrevivientes, un ingeniero de computación jordano, Nijar Hijazin, atestiguó que “degollaron a 9 rehenes que intentaron escapar por las escaleras”. Jamal Khashoggi, asesor de prensa del embajador saudita para Londres, dijo que los secuestradores no tenían demandas, “sólo comenzaron a matar rehenes”. Ante la masacre de los cautivos, las autoridades sauditas no dudaron en asaltar el complejo. Ayer al amanecer, 40 comandos sauditas se lanzaron desde helicópteros dentro del complejo e iniciaron fuego, y liberaron a 50 rehenes. Oficiales de seguridad saudita dijeron que el líder de la banda había sido arrestado, dos de los atacantes habían muerto, y otros habían escapado. El embajador saudita en los Estados Unidos, el príncipe Bandar Bin Sultan, condenó el ataque. “El objetivo de los terroristas es desorganizar la economía saudita y desestabilizar nuestro país, pero no tendrán éxito”, afirmó. “Con cada desesperado acto de violencia, nuestro esfuerzo por destruir a los terroristas será mayor.”
Numerosos sitios web sauditas mostraban mensajes que atribuían el ataque a “Al Qaida de la península arábiga”. Abdulaziz Issa Abdul-Mohsin Al Moqrin, identificado como su vocero, apareció en un videotape emitido en dichos sitios, en el que decía que los atacantes habían “masacrado” a los rehenes. Mientras que fuentes oficiales argumentaron que era muy pronto para estar seguro sobre la credibilidad de la proclama, el ataque parece mostrar el sello de Al Qaida: la sincronía y la cuidadosa planificación del atentado y la elección de blancos de repercusión mediática internacional. Los miembros de Al Qaida el sábado habían disparado contra el centro de Al Kobhar –que reúne los edificios de varias compañías petroleras– y el de Apicorp (Arab Petroleum Investment Corporation). Luego habían tomado rehenes en el complejo residencial Oasis, de los cuales 50 fueron ayer liberados por oficiales sauditas.
Ante los reiterados ataques en el principal país exportador de petróleo, la industria petrolera manifestó su temor de un incremento de precios del crudo. Numerosos comerciantes han advertido que en respuesta a este último ataque en el reino saudita –el segundo en el mes–, la suba de precios del petróleo es inminente. Desde la quincena anterior, los precios llegaron a su máximo en 13 años, al alcanzar 41,85 dólares el barril, pero se espera una renovada oleada cuando los mercados reabran mañana, llevándolos nuevamente por encima de 40 dólares y con el prospecto de alcanzar 4 libras esterlinas el galón de petróleo. Sin embargo, este aumento del 40 por ciento en los precios del petróleo se debe sólo parcialmente a la violencia en Irak. También es un factor de peso, el temor de que los ataques de Al Qaida en Arabia Saudita socaven la infraestructura petrolera del reino, y amenacen las fuentes deabastecimiento al mundo. “Esto es otra señal de que Arabia Saudita es potencialmente vulnerable a un ataque terrorista, y esto provoca temor”, según fuentes comerciales.
Es la segunda vez que el mercado petrolero entra en pánico en las últimas seis semanas, tras los atentados terroristas en el Medio Oriente. En abril, los precios del petróleo subieron luego de que suicidas detonaron botes repletos de explosivos cerca de la principal terminal de reserva en el Golfo, en Basora (sur de Irak). En mayo, nuevamente se dispararon los precios cuando 5 empleados de una compañía suiza radicada en Arabia Saudita fueron baleados en Yanbu.
Arabia Saudita actualmente explota 9 millones de barriles por día, y da señales de incrementar su producción en unos 700 mil barriles para tratar de contener los precios. Los miembros de la OPEC, organización que provee la tercera parte del petróleo mundial, se encontrarán en Beirut el jueves para aprobar el plan de incremento de producción. En un intento de aplacar el nerviosismo occidental, la compañía saudita Aramco dijo que sus operaciones continuarían con normalidad en todas sus instalaciones. “La compañía se compromete a mantener la política del gobierno saudita de proveer una fuente segura de petróleo para responder a la demanda de energía mundial.” El ministro saudita de Energía, Ali Al-Naimi, se encontraría con ejecutivos petroleros occidentales anoche en un intento de tranquilizar su preocupación sobre la seguridad de su personal.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva