EL MUNDO
Otro funcionario muerto en una ola de ataques en Irak
Un funcionario del Ministerio de Educación iraquí fue muerto ayer –el sábado asesinaron al vicecanciller–, a poco del traspaso político en Irak. Un atentado dejó 12 muertos.
Por Patrick Cokburn *
Desde Bagdad
En un ataque suicida con coche bomba frente a una base norteamericana murieron 12 iraquíes, ayer, en tanto un hombre armado mató de un disparo al ministro de Educación cuando iba camino a su trabajo. El incidente con el coche bomba, el quinto del mes, tenía como blanco el campamento del ejército norteamericano Cuervo, en Bagdad, pero fue interceptado por la policía iraquí, que vio un auto desviarse del carril principal a las 9.15 de la mañana, y conducirse en dirección contraria a la habitual. Cuando dos patrulleros intentaron detener el vehículo, éste explotó, y mató a cuatro policías y a ocho civiles.
El objetivo de la campaña de explosiones con coches bombas es evidentemente mantener la temperatura política alta de cara al traspaso del poder a un gobierno iraquí interino el 30 de junio. Una reserva de personas con la voluntad de inmolarse por una causa parece estar disponible. Del coche bomba sólo quedó un motor ennegrecido entre trozos de metal retorcido y vidrios rotos esparcidos en la acera. En la cercanía, un auto de la policía con dos cuerpos calcinados aún humeantes, un camión destrozado y tres autos de civiles atrapados en la balacera. “Un auto explotó en la calle”, dijo Abdel Hasan al Jabber, un empleado de defensa retirado. “Goteaba sangre de la cabeza de uno de los hombres.” Los policías son el blanco frecuente de los ataques suicidas. El sonido de una explosión, ayer, temprano, en la Zona Verde retumbó en Bagdad, en tanto un mortero lanzó un proyectil cerca del palacio republicano, actualmente sede de la Autoridad Provisional de la Coalición. Varias ventanas estallaron e hirieron a transeúntes. Un segundo proyectil no explotó y debió ser desactivado.
Una ola de asesinatos de funcionarios del gobierno iraquí se desató en este mes, con preferencia de blancos desarmados, sin custodia, entre ellos, Kamal al Jarah, de 63 años, funcionario del Ministerio de Educación a cargo de los contactos de las Naciones Unidas. Jarah ingresaba al jardín de su domicilio, ayer, a la mañana temprano, cuando un hombre armado le disparó, dejando impactos de bala en las paredes. Jarah vivía en el distrito de Ghazaliya –densamente musulmán sunnita– en el oeste de Bagdad, donde la oposición a la ocupación norteamericana es particularmente fuerte. Es el segundo asesinato de un funcionario durante el fin de semana. El sábado, el ministro de Exterior, Bassam Salih Kubba, fue mortalmente herido al ser disparado en su auto cuando conducía hacia el distrito mayormente chiíta de Adhamiya. Su chofer, quien fuera herido, lo llevó al hospital, pero los médicos no pudieron salvarle la vida.
El mensaje de los atacantes apunta a amedrentar a cualquiera que se asocie con el gobierno interino iraquí. Portavoces de las autoridades de ocupación dejaron claro que las medidas de seguridad no cambiarán demasiado después del 30 de junio.
Los 138 mil soldados norteamericanos se mantendrán en sus posiciones. La policía iraquí y las fuerzas paramilitares, a pesar de ser numerosas, han demostrado en el pasado renuencia a confrontar la resistencia. Durante los levantamientos de abril hubo varios de sus miembros que cambiaron al bando enemigo.
Además de la violencia política, el pueblo iraquí y los extranjeros residentes en Bagdad temen los secuestros perpetrados por motivos monetarios, lo que ha resultado en un éxodo masivo de profesionales de la medicina y hombres de negocios hacia Jordania y otros países de las comunidades árabes. Mientras, según fuentes oficiales, siguen secuestrados un ciudadano turco y un egipcio.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.