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No me pidan que les prometa nada

Colin Powell, secretario de Estado norteamericano, finalmente verá a Yasser Arafat hoy, pero el pronóstico de la entrevista sólo apunta a una recomposición de la imagen internacional del líder palestino, mientras siguen las operaciones militares israelíes en Cisjordania.

Yasser Arafat y Colin Powell cedieron en las condiciones que ambos se habían impuesto: el primero para despejar los obstáculos que habían “aplazado” su encuentro con Powell, el segundo para obtener que el presidente de la Autoridad ratificara públicamente su condena al terrorismo. Mediante un comunicado firmado de puño y letra por Yasser Arafat, el líder palestino condenó ayer el atentado perpetrado el viernes en el centro de Jerusalén –siete muertos y más de 80 heridos–, así como las “matanzas” que las tropas israelíes habrían cometido en Jenin, Nablus y Belén. De esta manera, el tan esperado y luego postergado encuentro entre Arafat y Colin Powell será hoy por la mañana en el cuartel general de Ramalá, donde el dirigente palestino permanece sitiado por los tanques de Tsahal desde hace varias semanas.
En la nota remitida, Arafat y sus dirigentes condenaron “con firmeza los atentados que mataron a civiles, ya sean palestinos o israelíes, en particular el atentado cometido ayer en Jerusalén”, al tiempo que rechazaron “todas las actividades terroristas, sea terrorismo de Estado, terrorismo de grupo o terrorismo individual”. El texto afirma también que la posición manifestada “proviene de nuestra profunda convicción de que hay que rechazar el uso de la violencia y el terror contra civiles como una forma de alcanzar los objetivos”. Por último, en alusión directa a las atrocidades cometidas por el ejército israelí en las ciudades cisjordanas de Nablus, Jenin y Belén, el comunicado palestino termina llamando “a la comunidad internacional, al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a Colin Powell a investigar esas masacres”.
Pese a estos gestos mutuos de “buena voluntad”, las autoridades israelíes no modificaron “sus expectativas”, según la oportuna expresión empleada por uno de los portavoces de Ariel Sharon. Uno de sus principales consejeros señaló a Página/12 que “la palabra de Arafat carece de todo crédito. Arafat habla en inglés de paz y en árabe de guerra”. Sharon recalcó una vez más que “nadie forzará a Israel a tomar decisiones que podrían comprometer nuestro porvenir”. En ese contexto, resulta difícil apostar por un resultado positivo de la visita de Powell. Masiva y persistentemente, cada uno de los hombres políticos israelíes interrogados por Página/12 propagó la versión oficial según la cual Arafat “es un hombre muerto. Los palestinos deben elegir otro líder para encarnar las negociaciones”. Eco ampliado del juicio que Ariel Sharon hace sobre la situación actual: “Con Arafat no se puede llegar a la paz”.
Los palestinos tampoco esperan demasiado de la cumbre con Powell. A lo sumo, como decía ayer a este diario un habitante de Ramalá en el check point de Kalandia, “harán algún que otro arreglito antes que Powell entre para que no vea todo tan destruido”. Y luego de la difusión del comunicado de Arafat, el portavoz del movimiento fundamentalista Hamas, Abu Shanab, prometió que “los atentados continuarán porque estamos en nuestro derecho de reaccionar contra el Estado terrorista de Israel”.

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Colin Powell, reunido ayer con organizaciones humanitarias.
 
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