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Por Pilar Bonet *
Desde Moscú

Ucrania tendrá unas elecciones presidenciales con garantías democráticas el próximo 26 de diciembre y sustituirá su sistema presidencial por otro parlamentario-presidencial en 2005 o a más tardar en 2006, si todo sale como decidió ayer la Rada Suprema (Parlamento) y firmó el jefe del Estado saliente, Leonid Kuchma, en un pleno de la Cámara, que desbloqueó así por fin la crisis política surgida tras la invalidada ronda electoral del 21 de noviembre. Mientras tanto, el opositor Yuschenko felicitó a sus partidarios reunidos en la Plaza de la Independencia de Kiev por los “17 largos días” de apoyo para permitir en breve “la victoria definitiva” y los exhortó a que volviesen a sus casas, aunque dijo que no levantaría las carpas hasta después de las elecciones.
El acuerdo fue valorado por el jefe del Parlamento, Vladimir Litvin, como una muestra del carácter nacional ucraniano, que “primero crea un problema, luego lo lleva a un callejón sin salida, después se moviliza y con heroicos esfuerzos encuentra una solución”. Ayer estaba previsto que se disolvieran los piquetes ante la sede del gobierno y que sonaran por última vez los tambores de hojalata, que durante más de dos semanas han repiqueteado frente al edificio. La “revolución naranja” se metamorfoseaba así en campaña preelectoral y sus activistas provistos del “carné de revolucionario” podrán integrarse en el equipo electoral de Yuschenko por el territorio del país.
El paquete legislativo votado por la Rada obtuvo una mayoría de 402 votos, de los 442 legisladores registrados en la jornada de ayer. Esto superaba con mucho la mayoría constitucional de 300 diputados, necesaria para aprobar enmiendas a la Ley Fundamental. Incluidas en el lote estaban también las enmiendas a la legislación para elegir el presidente con el fin de hacerla más transparente y evitar en los comicios del 26 de diciembre las irregularidades que plagaron la votación del 21 de noviembre. Entre otras cosas, se limitan los porcentajes de personas desplazadas que pueden votar en un colegio (que pasa del 4 por ciento al 0,5 por ciento). Además, para aumentar el control, las personas desplazadas verán sus pasaportes estampados con un sello especial y sólo los inválidos imposibilitados de moverse podrán votar a domicilio. Además, las comisiones electorales tendrán un número paritario de representantes de uno y otro candidato. En la actualidad, según Yuschenko, la proporción entre sus representantes y los de Viktor Yanukovich es de uno a seis. El candidato de la oposición anunció que sus representantes en las comisiones serán tanto especialistas como “los revolucionarios de la plaza”.
La reforma constitucional, por su parte, entrará en vigor, o bien el 1º de septiembre de 2005, si para entonces se han aprobado otras enmiendas constitucionales sobre el autogobierno local, o bien en el 2006, si no se han aprobado esas enmiendas.
Según la reforma, el Consejo de Ministros, que será controlado y nombrado por la Rada, será el órgano superior en el sistema de Poder Ejecutivo y rendirá cuentas ante el presidente y el Parlamento. El primer ministro será nombrado por el Parlamento a propuesta del presidente, basada en la candidatura presentada por la mayoría parlamentaria. Al presidente le corresponderá proponer al Parlamento las candidaturas del Ministerio de Defensa y Exteriores, mientras el jefe de gobierno propondrá el resto del gabinete.
La Rada Suprema funcionará durante 5 años, y no cuatro como ahora, y los escaños de diputado serán incompatibles con cargos en el gobierno. Las elecciones, a su vez, serán por sistema de partidos y no mixto, como en la actualidad (mayoritario y proporcional en proporción paritaria). La Rada recibirá nuevos poderes como el de nombrar al presidente del comité contra los monopolios, el de la radio y televisión y el del fondo de la propiedad estatal.
La reforma constitucional fue la manzana de la discordia entre el presidente Leonid Kuchma, empeñado en recortar los poderes de su sucesor, y el líder de la oposición Yuschenko. El tema, además había enfrentado entre sí a los aliados de éste, el socialista Olexandr Moroz, partidario de un mayor protagonismo del Parlamento, y la radical Yulia Timoshenko, favorable a que el nuevo presidente recibiera íntegramente los poderes de Kuchma para efectuar reformas políticas profundas. El bloque de Yulia Timoshenko fue ayer la única fuerza política del Parlamento ucraniano que, con 16 votos en contra, se opuso a la reforma constitucional. El Parlamento, además, anunció la nueva composición de la Comisión Central Electoral, en la que quedan 11 de los 15 miembros de la anterior Comisión Electoral Central, pero no el antiguo jefe de la misma, Serguei Kivalov, que no logró el número de votos necesario para ser reconfirmado en su cargo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.