EL MUNDO
El malabarista de las cuentas seguirá con Bush
El secretario del Tesoro norteamericano, John Snow, estará en el segundo período republicano. Ha sido un fiel defensor de los impopulares recortes de impuestos a los más ricos.
Se develó la incógnita. Finalmente, el perro guardián de la criticada política económica de Bush, con sus recortes impositivos a los ricos y su abultado déficit presupuestario, seguirá custodiando la endeble economía norteamericana. El secretario del Tesoro, John Snow, accedió al pedido especial del presidente Bush para que permanezca en el cargo durante su segundo mandato, aunque no se sabe por cuánto tiempo. Con este anuncio, se destierran los rumores difundidos en los últimos días por algunos miembros del Partido Republicano y del propio gobierno que daban por hecha la sustitución del responsable del Tesoro.
“El presidente pidió al secretario Snow que continuara en el cargo en su segundo mandato y está contento de que el secretario haya aceptado”, dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, disipando los rumores que descontaban su renuncia publicados en los diarios Washington Post y The New York Times en los últimos diez días.
Incorporado al gobierno hace dos años, Snow ha sido el fiel sabueso de la política económica marcada por Bush, siguiendo a la letra el guión de la Casa Blanca. Snow, quien sustituyó a Paul O’Neill, ha tenido que bregar con una economía que no logra salir adelante, a pesar de la reciente fase de recuperación, ya que las buenas cifras de crecimiento no se traducen en una creación sólida de empleos. Además, tuvo que defender a capa y espada la actuación de un gobierno que recibió un país con un superávit de 560.000 millones de dólares y que ahora alcanza el record en déficit presupuestarios consecutivos. Malabarista de las cuentas, Snow ha tenido que lidiar con el creciente déficit comercial, que pasó de los 375.000 millones de dólares a la cifra proyectada de 445.000 millones, después de las astrónomicas partidas presupuestarias destinadas a la guerra de Irak.
En el segundo mandato de Bush, el papel de Snow será clave en cuestiones como las reformas del sistema fiscal y de la seguridad social norteamericanas, dos promesas de Bush durante la pasada campaña electoral. Sobre todo, porque la agenda del presidente incluye un recorte impositivo de hasta 185.000 millones de dólares. Snow, que ha sido el paladín de los “recortes impositivos” a los más ricos en el primer mandato de Bush, y que de hecho ocupó el puesto de O’Neill ante la negativa de éste a los recortes, ha realizado verdaderos “toures” haciendo campaña en favor de estas medidas. Conocido por ser un valioso RR.PP., son famosas en los pasillos las notitas de Snow “agradeciendo” los favores de políticos y empresarios por el apoyo de su política.
El equipo con el que tendrá que trabajar no es el mismo, ya que el secretario de Comercio, Donald Evans, y el consejero económico jefe de la Casa Blanca, Stephen Friedman, han dimitido. Con una remodelación mayor de la prevista en un principio (renunciaron ocho miembros del total de 15 integrantes del gabinete), la continuidad o no de Snow al frente de la Secretaría del Tesoro era la incógnita más importante que quedaba pendiente hasta que ayer la Casa Blanca eliminó todas la dudas.