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Durante las campañas electorales se suele echar mano a todo tipo de recursos para inclinar la balanza en favor propio. Y la exaltación de los temores a los vaivenes de los mercados suele ser un método eficaz. El candidato oficialista José Serra –a quien las encuestas posicionan en un distante segundo lugar en Brasil– recurrió a la crisis argentina y advirtió ayer que si el izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva triunfa –lo que podría ocurrir en la primera vuelta– “Brasil puede convertirse en una Argentina”. A cinco meses de las elecciones en Brasil, la campaña dura ha comenzado.
En declaraciones al diario Folha de Sao Paulo, Serra explicó la “necesidad” de continuar con el camino comenzado por el presidente Fernando Henrique Cardoso: “Mantener la casa en orden no es poco. Significa impedir que Brasil salga de rumbo, en dirección al modelo argentino o venezolano. Mantenido el rumbo, vamos a acelerar el ritmo y el cambio”. El socialdemócrata sabe que éste es el momento para empezar a revertir los datos que arrojan las encuestas y que no lo favorecen. Los sondeos divulgados esta semana aseguran que el 43 por ciento de los votos serán para Lula, y considerando datos técnicos como el margen de error y el conteo de solamente los votos válidos, el líder petista podría alcanzar la presidencia en la primera vuelta del seis de octubre. Serra, en cambio, se encuentra en un segundo lugar, con el 17 por ciento de los votos, lo que representa cinco puntos menos que hace un mes.
En la entrevista, el ex ministro de Salud y senador se refirió a las fluctuaciones de los mercados y a las adversas calificaciones de riesgo de Wall Street ante la posibilidad de que Lula sea el próximo presidente de Brasil. Serra aseguró que esas reacciones responden en parte a un problema de confianza y de ideología con el líder izquierdista así como a manejos especulativos. Por ello, consideró atinado comparar la situación de su país con el país vecino. “Brasil puede convertirse en una Argentina en razón del papel de las expectativas internacionales en el desempeño de la economía. Nos guste o no, somos vulnerables a ellas.”
Respecto de su propio programa de gobierno, el candidato oficialista señaló que de ser electo presidente mantendrá el núcleo central del actual plan económico: tipo de cambio fluctuante, metas rígidas de inflación y ajuste fiscal para lograr un superávit primario. Y prometió que si él gana las elecciones presidenciales, “vamos a transformar a Brasil en una potencia social”.
En los próximos meses de campaña, Serra apuntará contra Lula e intentará señalar sus contradicciones. En principio, el candidato oficialista hará hincapié en las debilidades de su opositor: su falta de experiencia en cargos ejecutivos y la supuesta ambigüedad de un discurso que intenta hacer compatible una amplia distribución de las riquezas con el respeto a la responsabilidad fiscal. Serra ayer aseguró: “El me hace acordar a una canción que dice: ‘Sus ideas no corresponden a sus hechos’. En la TV, habla a favor de la responsabilidad fiscal, pero en el Congreso sus legisladores votaron contra la ley de responsabilidad fiscal”.
El aumento de intenciones de voto a Lula en su cuarta candidatura a la presidencia resulta llamativo, ya que aumentó de once puntos respecto del mes pasado. Por ello, para el candidato izquierdista resulta fundamental no perder el voto que hasta ahora ha conseguido.
En tanto, el ex gobernador An- thony Garotinho del partido Socialista Brasileño y el ex ministro de Hacienda, Ciro Gomes, del Partido Popular Socialista, registran un empate técnico con un 15 y 14 por ciento de los votos.