Martes, 24 de enero de 2006 | Hoy
El encuentro mundial de movimientos sociales, ONG y los antiglobalización se inicia hoy en Caracas. Busca consensos para construir un tipo de poder alternativo.
Por Darío Pignotti
Desde Caracas
Será un foro social mundial muy “chévere”. El sexto encuentro convocado por la babel de organizaciones no gubernamentales y movimientos enemigos de la globalización neoliberal que dará inicio hoy en Caracas promete fuertes emociones, algunas de ellas promovidas por el presidente anfitrión, Hugo Chávez. Desde el fin de semana, un aluvión de activistas de todo el planeta comenzó a llegar a la capital venezolana y se espera que entre las delegaciones más numerosas se destaque la de los Estados Unidos. De sandalias y mochilas, cientos de ellos se paseaban ayer por el elegante Hotel Hilton y otros recorrían la periferia ubicada en las colinas que cercan la ciudad y donde reside el grueso de la base chavista. En barrios como Catia y 23 de Enero, este cronista registró la ostensible propaganda estatal, convocando al foro a través de sus “misiones”, nombre dado a los planes de organización popular orientados centralmente a la salud, alfabetización y la alimentación.
“Para avanzar en la revolución es bueno que la comunidad se junte al foro”, dijo a Página/12 Homero Jesús Chirino Salas, vecino de Caricuao, en la periferia Este de Caracas. La elección de Venezuela como sede de la VI reunión ocurrió al finalizar la quinta celebrada en Porto Alegre el año pasado, y luego de intensas discusiones dentro del consejo internacional rebelde. La raíz de esas divergencias puede compactarse en una frase: qué tipo de poder construir. Luego de haberse forjado un cierto consenso sobre las plagas sociales, culturales y ecológicas fomentadas por el actual (des)orden internacional, ya es momento de identificar los caminos a seguir. Allí, los senderos se bifurcan.
De un lado se alinean parte de las organizaciones no gubernamentales y ciertos intelectuales contrarios a todo plan de acción común que, sostienen, acabaría por convertir al movimiento antiglogal en una mole burocrática alejada de la sociedad civil, categoría teórica cercana a la “multitud”, concepto elaborado por Toni Negri, el filósofo italiano autor del ensayo Imperio. Esa es rebatida por el español Ignacio Ramonet, para quien tras las convergencias logradas por los cinco foros anteriores ya es momento de actuar como fuerza política planetaria. Caso contrario, sostiene el director de Le Monde Diplomatique, los foros acabarán convertidos en una suerte de Woodstocks del siglo XXI: coloridos encuentros de denuncia. Ramonet, el brasileño Emir Sader, el argentino Atilio Boron y el portugués José Saramago entre otros, firmaron un documento en ese sentido hace un año. Para esa corriente de opinión, Caracas será un punto de inflexión que marcará la refundación de la política.
A ello puede contribuir el que decenas de miles de militantes tomen contacto directo con el contradictorio pero avasallante proceso de la “revolución bolivariana”. Con todo, los organizadores esperan que el mayor hecho político ocurra mañana o jueves cuando una marcha “antiimperialista” recorra las principales avenidas caraqueñas para confluir en un acto en que se espera que hable Chávez. Será la primera vez que un jefe de Estado se dirija a los antiglobalización como virtual anfitrión del encuentro, dado que por sus estatutos el foro prohíbe la subordinación a todo Estado o partido. Anticipándose a la relativa “estatización” de la reunión venezolana, los defensores del “no poder” emitieron un severo comunicado durante el Foro de Mali, uno de los tres que se realiza este año.
Para salvar las formas, Chávez hablará como “invitado” de la Vía Campesina, organización internacional donde pesan los brasileños del MST. Y fue precisamente en Brasil, el año pasado, cuando el venezolano destronó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, como mayor referencia política de esta colectividad internacional. El brasileño difícilmente participe del encuentro, mientras en los pasillos del Hilton se rumorea que Fidel Castro podría ser de la partida. Pero nadie otorga mayor seriedad a esa especie porque la presencia del cubano erizaría a los ya descontentos activistas prosociedad civil que han denunciado la persecución de las minorías sexuales, religiosas y políticas en la isla. Otro rumor, pero éste más firme, dice que una delegación cubana anunciaría durante el encuentro que el gobierno de ese país reconocerá legalmente a quien decida cambiar su identidad sexual.
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