Por unas horas, la sospecha de que la gripe aviaria había llegado a la Argentina sobrevoló el sistema sanitario porteño. Un hombre que llegó el domingo procedente de Beijing, con un grave cuadro respiratorio, falleció horas después en una clínica privada. “Los sistemas de alerta en los aeropuertos, tanto en el punto de partida como en el destino, fallaron, pero por suerte, el sistema de salud respondió rápidamente”, dijo a Página/12 Héctor Pedelmuter, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Muñiz. Los exámenes serológicos realizados permitieron descartar que se tratara de la temible enfermedad que aflige desde el sudeste asiático hasta Turquía. Sin embargo, aún no se sabe cuál fue la causa del fallecimiento del paciente.

La víctima es un empresario argentino que había viajado a Hong Kong, Taiwan y China en una misión comercial junto a un grupo de colegas. Su nombre no se divulgó para preservar la intimidad de su familia. Según su propio testimonio, había sentido un malestar tres días antes de regresar a Buenos Aires. Los médicos chinos quisieron internarlo, pero el comerciante prefirió afrontar el largo viaje a Buenos Aires. “Durante todo el vuelo estuvo en mal estado y cuando llegó a Ezeiza fue directamente al sanatorio de su prepaga”, relató Pedelmuter. Fue internado a la 0.30 del domingo con un cuadro respiratorio grave.

El deterioro fue rápido. “Hubo que hacerle ventilación mecánica y después sufrió una descompensación hemodinámica”, precisó Pedelmuter. El médico del Muñiz ya estaba en el sanatorio, ya que había sido consultado por el doctor Jorge Neyra, del centro privado. “Es que dados los antecedentes clínicos y que el paciente provenía de una zona endémica, había una sospecha de que se tratara de gripe aviaria”, agregó.

Pedelmuter notificó de inmediato a la Secretaría de Salud porteña y al Ministerio de Salud de la Nación. El paciente falleció minutos antes del mediodía. A las 17.30 se confirmó que no se trataba del temible virus H5N1.