Miércoles, 1 de marzo de 2006 | Hoy
EL MUNDO › UN VUELCO ESTRATEGICO DEL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS EN ASIA
En un giro estratégico reminiscente de la histórica visita a China del presidente Richard Nixon en 1972, que cambió el curso de la Guerra Fría, George W. Bush desembarca hoy en India para establecer una nueva alianza regional –esta vez contra China– y económica.
Por Justin Huggler y Rupert Cornwell *
Desde Nueva Delhi y Washington
El presidente Bush llega a Nueva Delhi hoy en una visita que India ve como un reconocimiento de su status como potencia global emergente. Por su parte, Estados Unidos espera que el viaje cimente una alianza estratégica creciente con India, y que abra las puertas a uno de las economías mundiales de mayor crecimiento. La pieza central de la visita es un acuerdo ya planeado para compartir tecnología nuclear civil estadounidense con India, sólo ocho años después de que Estados Unidos liderara los pedidos de sanciones internacionales, luego que India explotó su primera bomba. Así como una cumbre con el primer ministro, Manmohan Singh, el presidente Bush también se reunirá con líderes del mundo empresarial hindú, en una señal de que Estados Unidos ahora ve a India como una economía que no puede darse el lujo de ignorar.
Antes de que el ex presidente Bill Clinton fuera en el 2000, ningún presidente estadounidense se había molestado en visitar a la India por más de dos décadas, reflejando la indiferencia de Washington hacia un país eternamente pobre, y que a lo largo de la Guerra Fría tendió a aliarse con la Unión Soviética. Sin embargo, todo eso ha cambiado ahora, no tanto debido a la detonación que realizó India en 1998 de una bomba nuclear (un paso rápidamente copiado por Pakistán) sino por la explosión de la economía hindú, que comenzó más o menos en el mismo momento. Hoy, el crecimiento de India tiene una tasa anual del 8 por ciento y, en el presupuesto nacional de ayer, el ministro de Finanzas anunció que quería incrementarlo al 10 por ciento. Algunos economistas predicen que India podría convertirse en la tercera mayor economía del mundo en el 2032.
Pero hay más detrás del repentino interés del presidente Bush en todas las cosas indias. Al norte se encuentra China, creciendo tan rápido o más rápido que India, y que generalmente es vista por Washington como el rival global más probable para Estados Unidos en las próximas décadas. Cada vez más, Washington ve a Nueva Delhi como un contrapeso y un medio para contener las ambiciones de China. El atractivo de India también es psicológico. En contraste a la autoritaria China, Nueva Delhi es una democracia, la más populosa del mundo. También es un Estado no musulmán dentro del arco de países islámicos que van desde Medio Oriente hasta el sudeste asiático.
“Consideren a los países clave del mundo”, escribió Robert Blackwill, un ex embajador estadounidense, en la revista India Today esta semana. “¿Cuáles de ellos comparten sus intereses nacionales vitales con Estados Unidos? India podría liderar la lista en el largo plazo.” Sin embargo, India no está recibiendo el apoyo estadounidense de manera tan entusiasta como la Casa Blanca hubiera querido. Los aliados de la coalición de izquierda de Singh están planeando manifestaciones contra la visita de Bush. El discurso del presidente estadounidense tendrá que cambiar su locación original, en el Parlamento indio –donde el presidente Clinton habló en el 2000–, después de que legisladores de partidos del oficialismo amenazaron con interrumpirlo. En cambio, Bush dará su discurso en uno de los fuertes históricos de Nueva Delhi.
Más aún, el acuerdo para compartir tecnología nuclear, que se supone es el elemento central de la visita, todavía no está terminado y había dudas ayer de que se pudiera cerrar a tiempo. Los estadounidenses están pidiendo que India acentúe aún más la separación entre sus programas nucleares civiles y militares. Pero India, siempre quisquillosa cuando se trata de asuntos de soberanía nacional, está resistiendo algunos de los detalles, y el jefe del programa nuclear nacional rechazó hace poco el acuerdo en una entrevista de tapa con un diario indio, muy a pesar del disgusto de Singh.
Pero la oposición a la visita de Bush también es un reflejo del amplio rechazo que existe a su agresiva política exterior. Muchos indios quedaron muy descontentos cuando el actual embajador estadounidense, David Mulford, aseguró que el acuerdo nuclear podía derrumbarse si India no seguía lalínea estadounidense para enviar a Irán al Consejo de Seguridad por sus ambiciones nucleares. Ha habido repetidos pedidos en Nueva Delhi para que se retire a Mulford. La controversia no es un buen augurio para un viaje de Bush, cuyo éxito es visto por la Casa Blanca como vital para asegurar un giro en su buena fortuna, después de uno de los períodos más difíciles de su presidencia.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Laura Carpineta.
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