Martes, 9 de mayo de 2006 | Hoy
Fracasó la primera votación del sucesor de Ciampi. Según trascendidos, el ex dirigente comunista Giorgio Napolitano podría ser nombrado hoy con dos tercios de los votos en la segunda ronda del día.
La división política que quedó plasmada en las últimas elecciones italianas volvió a paralizar al país, al fracasar la primera de las votaciones para elegir al sucesor de Carlo Azeglio Ciampi, el actual presidente. Ninguna de las dos coaliciones, L’Unione y la Casa de las Libertades, logró imponer a sus candidatos; incluso, la primera votó en blanco para no “quemarlo”. A pesar de la parálisis de ayer en el Congreso, el líder del centroizquierda, y futuro primer ministro, Romano Prodi, auguró para hoy: “Puede ser un buen día”. Las esperanzas del ex premier italiano estarían fundadas en las negociaciones que se sucedían anoche con la alianza liderada por su antecesor, Silvio Berlusconi, que permitirían que el ex dirigente comunista Giorgio Napolitano fuera nombrado hoy con dos tercios de los votos.
Según la prensa italiana, hoy habrá dos rondas de votación. En la primera, la Casa de las Libertades dejaría de apoyar a su candidato, Gianni Letta, de 71 años, y subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros en el gobierno de Berlusconi, y pasaría a votar en blanco. En la segunda ronda –la última votación en la que se requiere los dos tercios–, la coalición de centroderecha se volcaría, toda o en parte, a apoyar la candidatura de Napolitano. A pesar de que nada fue confirmado por los protagonistas, desde el Vaticano, que el domingo rechazó tajantemente la candidatura de otro ex comunista, Massimo D’Alema, dejaron saber que Napolitano es visto como “un mal menor” por la Casa de las Libertades. Sin embargo, la Santa Sede dejó en claro que la elección de cualquier ex comunista para el Palacio del Quirinal es un “trago amargo”.
La “fumata negra” parlamentaria no sorprendió ayer. Como se esperaba, la disciplina partidaria fue ampliamente respetada. L’Unione votó mayoritariamente en blanco –hubo 438 votos en blanco, sobre un total de 540 electores que responden al centroizquierda–, mientras que de los 460 votos con lo que contaba la Casa de las Libertades, 369 optaron por el candidato de Berlusconi, Letta.
Luego de que terminara la sesión, representantes del centroizquierda salieron a explicar su cambio de posición, luego de cambiar de candidato y optar por el voto en blanco. El líder del partido Democráticos de Izquierda (DS), una formación de ex comunistas, Piero Fassino, defendió la candidatura de Napolitano: “Nosotros estamos listos para votarlo cuando se cumplan las condiciones para elegirlo. No lo presentamos este lunes ni lo vamos a presentar el martes si no llegamos a un acuerdo con el centroderecha”. Por otro lado, el propio Prodi explicó que la decisión de votar en blanco en la primera vuelta fue una “señal de apertura” hacia los sectores más moderados de la oposición, con la esperanza de que se sumen a las negociaciones para llegar a elegir una figura consensuada.
Aunque la figura presidencial es secundaria en la dirección del país y sus prerrogativas son bastante limitadas, la elección de un Ejecutivo es visto por los italianos como un elemento central en la vida política del país. Principalmente porque, dadas las continuas crisis que sufrió Italia en las últimas décadas, la figura del presidente se constituyó como un árbitro de las luchas políticas, que no participa en ellas y que es el último garante del Estado de derecho del país. Para mantener esto es necesario que el nombramiento del sucesor de Ciampi sea por medio del compromiso de las dos coaliciones y no por la imposición de una sobre la otra.
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