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El segundo lugar para el líder indígena Evo Morales fue la gran sorpresa de la primera vuelta presidencial y habilitó a Morales a la instancia parlamentarista que definirá en los primeros días de agosto quién será el futuro jefe de gobierno de Bolivia en riña con el más votado (que no alcanzó la mayoría más uno): el ex presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada. Estados Unidos no quiere al líder cocalero, una evidente piedra en el zapato de la campaña antidrogas que apadrina; además, Morales llama a legalizar el cultivo de coca y plantea la condonación de la deuda externa y la estatización de empresas de gas y petróleo. El embajador norteamericano en Bolivia, Manuel Rocha, había advertido antes del escrutinio que Estados Unidos condicionaría su asistencia a ese país si votaban a Morales, llamado que pudo incluso servir de condimento a favor de Evo. El candidato por el Movimiento al Socialismo (MAS) declaró a Página/12 que habría una “insurrección como en 1952” si gana y no le permiten acceder a la silla presidencial, refiriéndose a esa gran revuelta popular que respondió al golpe contra Víctor Paz Estenssoro, quien recobró la presidencia.
–¿Cómo interpreta el resultado de los comicios?
–Felizmente la conciencia del pueblo se ha impuesto frente a la plata y a la prebenda; es el triunfo de las víctimas del modelo económico. Los empobrecidos nos hemos juntado para derrotar a la oligarquía, a los que alientan el imperialismo norteamericano. Estamos muy contentos y preparados para asumir la conducción del país. No como Evo Morales ni como el MAS, sino con el apoyo de los trabajadores, los campesinos y los pueblos indígenas.
–¿Cuáles cree que van a ser las futuras alianzas?
–El MIR está dividido: un grupo quiere apoyar al MNR, otro grupo a Evo Morales. Ahora si el MIR apoyara al MNR, no sería coherente con sus promesas electorales y con su práctica, porque ha prometido una asamblea constituyente, y recuperar el gas, el petróleo y las empresas bolivianas; en cambio el MNR no va a hacer una asamblea constituyente, ni va a recuperar los recursos.
–¿Con el voto de quiénes debería contar el MAS para ganarle a Lozada?
–Sólo convocamos a la conciencia de los diferentes parlamentarios que no están con los vendepatrias, ni con los corruptos, o masacradores y por eso mismo todos los partidos están divididos pese a la instrucción del embajador de Estados Unidos, Manuel Rocha, de votar por Gonzalo Sánchez de Lozada. Si éste es gobierno, solo será con el padrinazgo de la embajada de Estados Unidos. Y el pueblo no lo va a permitir. En cualquier momento habrá levantamientos para enfrentar un gobierno vendepatria.
–¿A qué se refiere con levantamientos?
–Lamento mucho que las políticas económicas implementadas, llamadas reformas, lo único que ganen sea en desigualdad; seguir concentrando el capital en pocas manos no es la solución. Desde ese marco, el pueblo tiene derecho a la rebelión, a luchar por sus derechos. Si no se respeta el voto honesto a Evo Morales, podría haber una insurrección armada como en 1952.
–¿Cómo sería viable su propuesta de condonación de la deuda externa?
–Imagínese, la Iglesia Católica ya el año pasado ha empezado la campaña por la condonación de la deuda externa. Una deuda inmoral: cuanto más pagamos, más debemos, y la gendarmería de la economía mundial tiene que analizar seriamente esta condonación, porque no es posible que la pobreza sea un negocio para el Banco Mundial, para el FMI, tampoco para la corrupción. Por eso queremos entablar nuevas relaciones internacionales para que las ayudas sean apoyos a políticas nacionales. No hay impuestos con políticas de hambre, miseria y de desigualdad.
–Estados Unidos ya ha amenazado que si lo votan a usted eso condicionaría su ayuda: lo dijeron Rocha, Otto Reich.
–No hay problema, no necesitamos la ayuda para mercenarios. Ni para intervenciones, menos para la corrupción. Si es ayuda de carácter humanitario, bienvenida, y si no, cancelamos. Planteamos una relación de respeto mutuo, sin chantajes, ni imposiciones, menos con virreinatos.
–Las iniciativas del MAS son eliminar el Senado y 10 superintendencias y propulsar la asamblea constituyente, ¿qué se propone?
–Finalmente los pueblos tienen derecho a decidir sobre su futuro, no es posible que el pueblo no gobierne ni delibere como dice la Constitución del Estado boliviano. Por eso la necesidad de una asamblea constituyente, donde las fuerzas vivas del país decidan su futuro: una nueva Constitución, un nuevo sistema, un nuevo orden económico. Las superintendencias lo único que hacen es cobrarnos; hay que acabar con estas mafias políticas.
–¿Qué significado tiene el éxito de la primera vuelta para la población indígena?
–Los pueblos indígenas como quechua, aymara y guaraní somos dueños absolutos de esta noble tierra. Ya es hora de acabar con las trasnacionales, con el saqueo de nuestros recursos naturales. Por tanto, es un primer paso, es un jaque al modelo. Ya pronto llegará el jaque mate.
–Los reclamos del MAS se han expresado con cortes de ruta, ¿tiene alguna semejanza con los piqueteros en Argentina?
–Mira, si hemos ido a las elecciones es para fundar una nueva patria y refundar el país. Y si eso no lo quiere la oligarquía, ahí viene desde lo social los bloqueos, las marchas, las huelgas. Hay hambre, hay miseria, injusticia, entonces todos los que soportan ese hambre tienen derecho a las reivindicaciones y a las rebeliones. Los levantamientos en Latinoamérica son parte de una lucha contra un sistema y sobre todo contra la corrupción.
–En este sentido, ¿sienten solidaridad con Chávez, con los Sin Tierra en Brasil?
–Que se tome nota de esto: en América latina se han necesitado muchas Cubas para que la unidad de Cuba se enfrente a un modelo.
–¿Cómo combatiría al narcotráfico?
–Solamente no permitiendo el ingreso de los precursores químicos de la cocaína, sin éstos, ninguna hoja se va a desviar al narcotráfico.
–¿Cree que Bolivia, Perú y Colombia son fracasos de la lucha antidrogas de Estados Unidos?
–Totalmente. Nosotros no pedimos la legalización de las drogas, sí de la hoja de coca, que no hace daño a la salud. Lamentablemente las políticas antidrogas impuestas bajo represión o militarización simplemente causan mayor reacción y no soluciones: van a seguir fracasando.
–¿Cuál es el plan económico?, ¿comprende estatizar empresas?
–En algunos casos sí, pero con la participación del pueblo en recuperar las empresas y no solamente en manos del Estado. En el marco de una economía de producir para el bien común, en el marco de la reciprocidad y solidaridad; no en función de cómo acomodar el capital. Eso es parte del modelo económico que recuperen las comunidades campesinas para el equilibrio económico, abrazado en empresas colectivas, autogestionarias, con el Estado de subvención.
–¿Su movimiento llevaría a cabo una iniciativa similar al de Arequipa, en Perú, con las privatizaciones?
–Sí, totalmente. Acá ya lo vivimos en el año 2000 en Cochabamba: frenamos la privatización del agua gracias a la lucha del pueblo. Ahora nos toca recuperar –si no es desde el Parlamento, desde las calles– el gas y el petróleo para los bolivianos.
–Usted recibió el Premio Kadafi de Derechos Humanos, ¿se siente identificado con Muammar Kadafi?
–Yo respeto a países, ese premio lo ha recibido Mandela, lo han recibido grandes personajes como Fidel Castro y yo me siento a ese nivel, a nivel de pueblos.
–¿Gana el 4 de agosto?
–Mucho depende de los movimientos sociales que puedan defender el voto digno y honesto. No les temo a las presiones externas, porque el pueblo ha perdido el miedo a la Embajada de Estados Unidos.