Sábado, 14 de abril de 2007 | Hoy
EL MUNDO › BEREZOVSKI DIJO EN LONDRES QUE PREPARA UN GOLPE Y RUSIA LO QUIERE EXTRADITAR
Parece un episodio de la Guerra Fría: en una entrevista con un diario inglés, un millonario ruso detalló sus planes para remover del gobierno al premier Putin, a quien acusó de concentrar el poder y perseguir a opositores. La reacción de Moscú no se hizo esperar.
Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú
Rusia anunció ayer, a través de la fiscalía general, que pedirá nuevamente la extradición del magnate Boris Berezovski, mientras que el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, opinó que Londres debe despojar del estatus de refugiado político al multimillonario ruso. La nueva petición rusa fue motivada por las declaraciones de Berezovski que publicaba ayer el diario británico The Guardian, en las que el oligarca manifestó que conspira contra el presidente Vladimir Putin y que financia a personas cercanas al líder ruso con el fin de que protagonicen un golpe de palacio.
“Necesitamos emplear la fuerza para cambiar este régimen”, declaró Berezovski, convencido de que es imposible conseguir ese objetivo “a través de medios democráticos”. “No puede haber cambio sin fuerza y presión”, puntualizó. Las personas a las que está financiando para lograr el derrocamiento del actual líder ruso comparten, según Berezovski, sus puntos de vista, concretamente que Putin está haciendo daño a Rusia con el retroceso democrático, dando marcha atrás a las reformas, aplastando a la oposición, centralizando el poder y despreciando la Constitución.
Berezovski se negó a decir a The Guardian con quién mantenía contactos en Rusia. Explicó que si lo hacía pondría en peligro sus vidas y que esas personas serían sencillamente asesinadas. El multimillonario agregó que ha ofrecido “su experiencia e ideología” a la elite política rusa y sus ideas sobre “cómo podría conseguirse eso”, es decir, el fin del régimen de Putin. “También yo estoy dando pasos prácticos, principalmente de orden financiero”, dijo Berezovski sobre sus planes para derrocar a Putin. Más tarde, en otras declaraciones, el multimillonario suavizó sus palabras anteriores diciendo que desea un cambio de régimen, pero “sin derramamiento de sangre”.
Como era de esperar, las declaraciones del magnate –cuya fortuna se calcula en unos 1250 millones de euros– provocaron la furia de las autoridades rusas y de los políticos progubernamentales. La reacción fue inmediata y previsible: el Kremlin, a través de Dmitri Peskov, vicesecretario de prensa de Putin, declaró que “confía en que Londres no permitirá que se lancen amenazas contra Rusia desde su territorio”.
El fiscal general, Yuri Chaika, ordenó preparar y enviar a Gran Bretaña un encargo jurídico internacional en el que se exige que la Justicia británica se pronuncie sobre la legalidad de las declaraciones de Berezovski. “Al mismo tiempo, volveremos a pedir que se prive a Berezovski de su estatus de refugiado y que se lo extradite a Rusia”, señaló Marina Grídneva, portavoz de la fiscalía. Según el artículo 278 del Código Penal ruso, “las acciones dirigidas a tomar el poder por la fuerza” se castigan con penas de cárcel que oscilan entre los 12 y los 20 años. A principios del año pasado, la fiscalía general ya incoó un caso criminal por violación del citado artículo y envió al Ministerio del Interior británico los documentos pertinentes pidiendo la extradición del magnate.
Además, contra Berezovski se dio orden internacional de busca y captura, que fue transmitida a la Interpol. Antes Moscú ya había tratado de extraditar a Berezovski por delitos económicos, particularmente por la presunta apropiación ilícita de decenas de millones de euros de la compañía aérea Aeroflot. De momento los intentos del Kremlin de capturar a su enemigo han fracasado. Un juez de distrito de Londres dictaminó que no se puede entregar a Berezovski a Rusia mientras tenga el estatus de asilado político, que le fue concedido en 2003.
Investigadores enviados a la capital británica por la fiscalía general han logrado, no obstante, interrogar últimamente al magnate exiliado en relación con el asesinato del ex miembro de los servicios secretos rusos Alexandr Litvinenko. Sucede que Moscú, al igual que Londres, abrió una causa penal sobre el envenenamiento de Litvinenko, y la ha aprovechado para enviar a un grupo de investigadores a Londres para interrogar a gente perseguida por la justicia rusa, como Berezovski. Litvinenko trabajaba para Berezovski y el Kremlin ha tratado de hacer creer a la opinión pública que el multimillonario podría estar tras el asesinato del ex agente. Cuando el año pasado Berezovski declaró desde Londres a la radio Eco de Moscú que el último año y medio se ha dedicado a “preparar la toma del poder por la fuerza” en Rusia, el Kremlin protestó y el entonces ministro de Exteriores británico, Jack Straw, amenazó al multimillonario con privarlo de su estatus de refugiado político. Ahora Berezovski dice que esa amenaza no puede materializarse, primero porque un juez ya dictaminó que el ministro no tiene facultades para ello y, segundo, porque “hoy la realidad es diferente debido al caso Litvinenko”. Berezovski ha acusado al Kremlin de ser el organizador del envenenamiento de Litvinenko con el radiactivo polonio-210.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12
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