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Una cuenta regresiva
Las autoridades colombianas intensificaron ayer la vigilancia en los principales puntos de Bogotá tras la explosión de un coche bomba que dejó el sábado un herido, y ante los planes de las FARC para sabotear la asunción del presidente electo Alvaro Uribe. La policía y el ejército redoblaron los controles terrestres y aéreos en la ciudad, mientras que los servicios de inteligencia continuaban a la caza de los guerrilleros que intentan impedir la asunción de Uribe el miércoles, indicaron voceros castrenses. El general Freddy Padilla, comandante de la Quinta División del Ejército, señaló que las autoridades pusieron en marcha un vasto plan de seguridad con motivo de la ceremonia de transmisión de mando. “Este es un plan muy complejo, pues involucra a todas las instituciones de seguridad del Estado y prevé el apoyo externo a las labores de control del espacio aéreo”, señaló el jefe militar, quien se abstuvo de suministrar más detalles sobre la estrategia. Asimismo, el servicio secreto (DAS) reportó la captura de seis presuntos rebeldes de las FARC que pretendían derribar el helicóptero presidencial y sabotear la posesión del mandatario electo.