EL MUNDO
El segundo Reich busca en Colombia la guerra “contra” de los años 80
Después del desbloqueo del diálogo de paz en Colombia, EE.UU. se propone marchar en dirección opuesta y convertir la ayuda antinarcóticos en un plan antiguerrillero sin vueltas. El artífice de este plan es Otto Reich, un tenebroso veterano de la guerra “contra”.
La forma en que Estados Unidos se relacionará de ahora en adelante con América latina estará fuertemente delineada por Otto Reich, un cubano anticastrista de línea dura que desde el pasado viernes es el nuevo secretario de Estado Asistente para el Hemisferio Occidental. En su primer día de trabajo en el Departamento de Estado, Reich participó ayer en una reunión de varias dependencias gubernamentales. El tema en cuestión no pudo estar más a contrapelo de los deseos de los países de la región: cómo Washington podría expandir su ayuda militar a Colombia para no limitarla a la lucha antidrogas, sino que también pueda utilizarse en la guerra contra las guerrillas izquierdistas FARC y ELN.
Desde que Bush asumió la presidencia el 20 de enero de 2000, el puesto había estado vacante, ya que nunca hubo suficientes votos en el Capitolio para confirmarlo, y Bush debió recurrir a un truco constitucional especial que establece que si el Congreso está en receso y se presenta una situación de emergencia, el presidente puede nombrar un funcionario sin tener que esperar a que los legisladores lo aprueben. Bush ignoró las solicitudes de varios legisladores que en diciembre, antes de comenzar el receso, le pidieron que no utilizara este artículo de la Constitución para nombrar a Reich, argumentando que sería “tramposo”, ya que no existe ninguna situación de emergencia que justifique la aplicación del artículo.
Una de las razones por las cuales los legisladores no quisieron votar la venia para Reich es que entre 1983 y 1986 fue director de una oficina especial de propaganda en el Departamento de Estado, llamada Oficina de Diplomacia Pública para América latina y el Caribe. Eran los años de la Administración Reagan, durante la cual Estados Unidos financió y organizó ataques armados clandestinos para hacer caer al gobierno sandinista en Nicaragua. El propósito de la oficina que dirigió Reich fue “rediseñar la opinión de los estadounidenses, empleando tácticas de propaganda comúnmente usadas para confundir y manipular a las poblaciones de países enemigos”, explica el Center for International Policies (CIP).
La oficina recibía consejos del especialista en propaganda de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Walter Raymond y del integrante del Consejo Nacional de Seguridad Oliver North. La función de Reich consistía en difundir propaganda que perjudicara a los sandinistas y que beneficiara a los contras, para lo cual incluso se inventaron documentos, según documentos desclasificados en la investigación que en 1987 terminó en el cierre definitivo de la oficina. La misma investigación condenó como culpables a Oliver North y Elliot Abrams, pero George Bush padre los perdonó. Abrams es ahora director para democracia, derechos humanos y operaciones internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional.
La oficina dirigida por Reich también divulgó información falsa que desacreditaba a periodistas cuyo relato del conflicto no satisfacía al gobierno, como le sucedió el corresponsal en Managua del New York Times. En 1984, el Congreso prohibió que recursos de Estados Unidos fueran gastados en operaciones militares abiertas o encubiertas en Nicaragua. En 1986, el gobierno de Reagan inventó un esquema para vender armas a Irán y utilizar las ganancias para financiar a los contras nicaragüenses, acción que generó el escándalo Irán-contras, en el que estuvo involurado Reich.
En 1986, Reich partió para Caracas, donde ocupó el cargo de embajador hasta 1989. Cuando llegó a Venezuela, un cubano que había estado exiliado en Miami, Orlando Bosch, estaba cumpliendo sentencia en prisión desde hacía 10 años por terrorismo. Bosch había hecho volar con explosivos un avión de aerolíneas cubanas en 1976, matando a 73 pasajeros, incluyendo el equipo olímpico de Cuba. Poco después del arribo de Reich, una corte en Venezuela reabrió el caso y ordenó que Bosch fuera liberado. “Los rumores en Caracas indicaron que fue Reich el que instrumentó todo para lograr su liberación”, de acuerdo al CIP y a informaciones periodísticas, así como del Institute for Policy Studies (IPS). En 1988, Bosch retornó ilegalmente a Miami y fue detenido por las autoridades, pero su causa se convirtió en célebre en Miami y la Administración Bush le otorgó la residencia en 1992. A su regreso de Venezuela, Reich dejó el gobierno y fundó una empresa dedicada a hacer lobby, es decir, cobrar a empresas privadas para presionar en el Congreso a favor de las leyes que las favorecen y en contra de las leyes que las perjudican. La compañía de ron Bacardi de Miami le pagó a Reich más de 600.000 dólares. Durante ese tiempo, Reich ayudó en el borrador de la Ley Helms-Burton aprobada en 1996 y también en la redacción del Artículo 211 de la Ley de Presupuesto de 1998, que quitó a Cuba la protección sobre sus propias marcas, beneficiando directamente a Bacardi que ahora produce y vende ron “Havana Club”.