El presidente Rafael Correa finalmente cedió a las presiones de la oposición y removió a su ministro de Economía, Ricardo Patiño. A pesar de su decisión, el mandatario ecuatoriano sigue confiando en su amigo y aliado, y por eso no lo sacó del todo del gabinete. Inmediatamente después de anunciar el cambio de cúpula en Economía, explicó que se creará una nueva cartera que se ocupará de todos los asuntos relacionados con la zona costera y que estará dirigida por el saliente ministro.

Al presentar su decisión como un traspaso de un cargo ministerial a otro, Correa buscó evitar reconocer que la figura de uno de sus funcionarios estrella había quedado desgastada después de meses de denuncias y ataques de la oposición y los medios de comunicación. Sin embargo, los legisladores opositores no dudaron ayer en adjudicarse una victoria con la salida de Patiño. El Parlamento, que por unos meses fue oficialista, se le dio vuelta al gobierno este mes al aprobar la censura del ahora ex ministro de Economía.

Patiño estaba siendo acusado de entregar información privilegiada para manipular el mercado y obtener beneficios de los bonos de la deuda. El escándalo estalló cuando un canal de televisión local difundió un video en el que se veía al ex ministro de Economía, junto a uno de sus asesores, discutiendo con intermediarios financieros las posibilidades económicas que produciría una especulación del pago de los intereses de los bonos de deuda ecuatoriana, Global 2030.

Según Patiño y el propio presidente Correa, el ministro había ordenado la filmación de esa reunión para denunciar a su asesor, quien está siendo investigado por tráfico de influencias. Esta defensa no calmó la sed de venganza de la oposición, que después de una serie ininterrumpida de derrotas –la elección presidencial, la consulta popular y la destitución de más de medio Congreso opositor– encontró finalmente un punto débil en donde atacar. Reconocidos juristas cercanos a los tradicionales partidos políticos inundaron los medios de comunicación para explicar que el entonces ministro de Economía no podía ordenar una filmación a un funcionario público sin permiso judicial. Con este argumento, el Congreso avanzó y logró la primera moción de censura contra un ministro del actual gobierno.

Pero nada cambiará con la reestructuración del gabinete. El nuevo ministro de Economía es Fausto Ortiz, ex número dos de Patiño. Es un técnico, especializado en Finanzas, cuya carrera se dividió entre la enseñanza académica y el sector privado. Durante lo que va de la gestión siempre mantuvo un perfil muy bajo y nunca se le conocieron aspiraciones políticas mayores a esa cartera. Este técnico casi desconocido para la mayoría de los ecuatorianos tendrá la difícil tarea de reestructurar la deuda pública, que actualmente asciende a unos 10.300 millones de dólares. Ortiz tendrá que lograrlo sin ayuda de los organismos internacionales de crédito, de los que el gobierno de Correa se ha distanciado.

El nuevo Ministerio del Litoral, en tanto, será una nueva herramienta para continuar la actual política. “Me han dado un gran premio al encargarme el gobierno del Litoral”, agradeció Patiño, al jurar ayer por la tarde. “Una de las más importantes responsabilidades que voy a asumir es la de integrar las necesidades de la gente con las políticas del gobierno”, agregó. Para los analistas, la cartera, con sede en Guayaquil, tiene como objetivo disputarle el poder regional al alcalde de esa ciudad costera, el socialcristiano Jaime Nebot. No sólo Guayaquil es el centro económico del país –por allí entran y salen del país la mayoría de los bienes–, sino que es el hogar de la única figura de la oposición con potencial para enfrentarse al todavía muy popular Correa.