Sábado, 29 de septiembre de 2007 | Hoy
De supuesto asesino con pedido de extradición a candidato a la Duma. Andrei Lugovoi, el espía de la antigua KGB que se hizo mundialmente famoso por ser el principal sospecho del envenenamiento con polonio 210 de su ex compañero de intrigas Alexandre Litvinenko en Londres, se presentará el próximo 2 de diciembre como el segundo candidato a diputado por una fuerza ultranacionalista y antioccidental. El ruso hizo su primera presentación en la campaña ayer al participar de un debate televisivo. Según el voto de los televidentes, Lugovoi no llegó a ganarle a su rival liberal, pero en menos de dos semanas ha conseguido sumarle en las encuestas cuatro puntos cruciales a su partido.
La primera en repudiar públicamente la candidatura de Lugovoi fue la viuda de Litvinenko, Marina. “Cuando me enteré, sentí repugnancia”, aseguró desde Madrid donde promociona por estos días Muerte de un disidente, un libro en el que reivindica el trabajo y la vida de su esposo. “Que un criminal se presente como candidato en unas elecciones políticas es..., pero Rusia es diferente. El ser acusado en Europa occidental hace que Lugovoi sea famoso y le da más posibilidades de ser candidato y ser inmune. Esto es tremendo”, agregó. Al mismo tiempo, los principales medios europeos coincidieron en que lo que habría impulsado al ex agente de la KGB a iniciarse en la vida política de Moscú es la inmunidad política que ganaría junto con su escaño en la Duma. Por supuesto, el ahora político ultranacionalista rechazó esas versiones y aseguró que lo hizo para “ayudar a mejorar la nación rusa”.
Para hacerlo se unió al Partido Liberal Democrático (PLD), liderado por Vladimir Yirinovski, el actual vicepresidente de la Duma y un dirigente que oscila entre la extravagancia y la xenofobia. Se trata de una fuerza que, aunque minoritaria, da de vez en cuando sorpresas electorales como en 1993, cuando siendo casi desconocida obtuvo el 15 por ciento de los votos, o diez años después cuando superó el 11 por ciento, instalándose como uno de los pocos partidos chicos dentro del Parlamento. La ley rusa establece que los partidos deben superar el siete por ciento de los votos para poder entrar a la división de los escaños. Hasta hace unas semanas, se dudaba de si el PLD podía llegar a quedar por debajo del umbral y fuera de la Duma. Algunos de sus dirigentes incluso se habían cambiado de partido intentando buscar mejores posibilidades. Sin embargo, la llegada de Lugovoi, una figura muy controvertida en Europa pero aparentemente atrayente en Rusia, les ha permitido volver a respirar tranquilos a los ultranacionalistas.
En su aparición televisiva de ayer, Lugovoi atacó al uno de los líderes del partido liberal, Vladimir Ivanenko, quien según las encuestas también ganará un lugar en la próxima Duma. El espía ruso, utilizando los mismos argumentos del Kremlin, criticó al dirigente por sus vínculos con la petrolera Yukos. El nombre de esta empresa recorrió todo el mundo cuando el presidente Vladimir Putin impulsó la encarcelación de su fundador, Mijail Jodorkovski, acusado por lavado de dinero. Para la oposición rusa se trató de una maniobra del mandatario para silenciar a un importante disidente.
Por supuesto, los liberales le contestaron con el escándalo mundial que causó el envenenamiento del también ex agente de la KGB, Litvinenko. Recordaron la tensión diplomática actual entre Londres y el Kremlin, y el pedido de extradición que todavía pende sobre la cabeza del ahora candidato. En noviembre de 2006, Litvinenko moría en una cama de un hospital en la capital británica, intoxicado con una alta dosis de polonio 210. Al día siguiente un amigo suyo leía una carta póstuma, en la que acusaba directamente al Kremlin de su muerte. En el texto recordaba que había sido él quien acusó a los servicios secretos rusos de estar detrás de una serie de atentados en Moscú en 1999. Según explicó, el Kremlin intentó crear un clima de miedo para facilitar la victoria electoral de Putin.
Para los nuevos socios ultranacionalistas de Lugovoi todo el caso Litvinenko es una maquinación de los poderes occidentales para manchar al país. “Toda su historia con Gran Bretaña no son más que intentos de organizar provocaciones contra nuestros ciudadanos”, aseguró ayer ante las cámaras Yirinovski, el líder del PLD. Como en la defensa de Lugovoi, el PLD suele coincidir con el Kremlin en las votaciones en la Duma.
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