Jueves, 14 de febrero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › LOS CANDIDATOS DE LA DERECHA ESPAÑOLA E ITALIANA MUESTRAN SUS PLANES ANTIINMIGRACION
Uno propone un polémico “contrato de integración”; el otro, “tolerancia cero” con los inmigrantes. Las ideas de estos políticos en campaña en sus respectivos países se vieron reflejadas en el nuevo paquete de medidas lanzado ayer por la Unión Europea.
Insatisfecho con el control de los extranjeros residentes en España, el candidato del Partido Popular (PP) Mariano Rajoy quiere proteger ahora a Europa de los inmigrantes del mundo. En medio de su campaña electoral, el líder conservador, devenido en luchador antiinmigrante, propuso desde Alemania un contrato de integración europeo, por el que se obligaría a los inmigrantes a aprender el idioma del país residente y a regresar a su lugar de origen en caso de no conseguir trabajo en un año. Pero Rajoy no es el único derechista que ha encarado una cruzada xenofóbica. También lo acompaña el candidato a las próximas elecciones italianas Silvio Berlusconi, que pidió “tolerancia cero” a los roma, una comunidad gitana y nómade. Aunque los dichos de ambos políticos conservadores despertaron críticas en Europa, sus ideas se vieron reflejadas en el nuevo paquete de medidas lanzado ayer por la UE.
Después de haber conversado recientemente con el presidente francés Nicolas Sarkozy, Rajoy se reunió ayer con la canciller alemana. El encuentro que duró tan sólo media hora cumplió su finalidad para el visitante, tras recibir el apoyo de Merkel. Pero no fue en la entrevista sino en una conferencia de prensa posterior donde Rajoy abordó, sin ocultar sus intenciones proselitistas, uno de los pilares de su campaña: el tema de la inmigración. En la sede de la Unión Democristiana alemana (CDU) de Merkel, el ex ministro de Interior español anunció que si gana los comicios del 9 de marzo, en la próxima Legislatura propondrá que el contrato de integración para inmigrantes en España sea aplicado también en la Unión Europea. “Creo que ese contrato es bueno para quienes vengan, para los europeos y consagrará que todo el mundo debe tener los mismos derechos, las mismas oportunidades, pero también los mismos deberes, las mismas obligaciones”, dijo.
Con sondeos desfavorables, el líder del PP había anticipado que de ganar las elecciones en su país obligará a los inmigrantes a aprender español y a respetar las costumbres del país mediante un contrato de integración con valor jurídico. Además, los extranjeros que no consigan trabajo en un año deberán regresar a su patria.
Para justificar su propuesta, el dirigente conservador apeló a la experiencia de otros países. “Hay cuatro países donde se ha puesto en marcha este contrato: Francia, Reino Unido, Bélgica y Holanda”, señaló. A Merkel la idea le pareció muy interesante, añadió Rajoy, que dijo que en Alemania existe un modelo similar. Sin embargo, en ese país la obligación de aprender el idioma, las costumbres y leyes sólo es necesaria para obtener la nacionalización.
Como si fuera una ley, a medida que los conservadores se internan en carreras electorales sus programas se derechizan más de lo normal. Tal vez por eso el proyecto del PP generó en el gobierno español la misma reacción que las declaraciones recientes de Silvio Berlusconi en algunos sectores de la Unión Europea. Fue Viktoria Mohacsi, diputada liberal de la UE y de la etnia roma, quien ayer exigió una disculpa al ex primer ministro italiano por los llamados que hizo durante su campaña a tener “tolerancia cero” con los roma. Mohacsi, en un comunicado publicado en Bruselas, descalificó a Berlusconi. “Es vergonzoso e inaceptable de parte de un ex primer ministro de un Estado miembro de la UE”, dijo.
Sin sonrojarse, Berlusconi defendió sus declaraciones en un programa de TV italiano. “No creo que hablar de tolerancia cero hacia los roma e inmigrantes ilegales sea racismo.”
Pero si la propuesta presentada por Rajoy y los dichos de Berlusconi suscitaron polémica, el paquete de medidas presentado ayer por la Comisión Europea no se quedó atrás. Con el objetivo de controlar tanto a terroristas como a extranjeros, el organismo propuso ayer establecer guardias fronterizos comunitarios y un registro de datos (huellas digitales, identificadores biométricos, fotografías) de cada extranjero que ingrese al espacio sin fronteras denominado “Schengen”. “¿Cómo se controla a una persona que ya no puede residir en el país? Hoy en día simplemente no es posible”, indicó en Bruselas el comisario europeo de Justicia, Franco Frattini, al justificar las nuevas propuestas.
Según Frattini, de cerca de 8 millones de ilegales que viven en la UE, más de la mitad entró legalmente y pasó a la clandestinidad al caducar su permiso de residencia. Sin embargo, el nuevo proyecto –que copia el modelo estadounidense– sería la solución, señaló. “Marca un camino completamente nuevo de controlar, tanto en los puestos de control de inmigración como a lo largo de la frontera, con la tecnología más avanzada para alcanzar el nivel más alto de seguridad”, dijo.
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