Lunes, 9 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EN UN SUBURBIO DEL ESTE DE BERLíN
Por Tony Paterson *
Desde Berlín
Es bastante improbable que muchos de los vecinos de las torres de Marzahn-Hellersdorf, en el suburbio de la capital alemana, festejen esta noche el tan aclamado aniversario de la caída del Muro de Berlín. El distrito fue construido hace 30 años durante la era comunista en el noreste de las afueras de la ciudad y sus filas sobre filas de departamentos albergan a más de 247 mil berlineses. En Europa se lo considera la torre más grande y poblada.
Lo que alguna vez fue un glorioso símbolo del progreso socialista ahora es el bastión político del nuevo partido La Izquierda, el heredero del proscripto Partido de la Unidad Socialista, la fuerza comunista que solía controlar Alemania oriental. En Marzahn-Hellersdorf La Izquierda consiguió un increíble 47,7 por ciento de los votos en la última elección alemana, en septiembre pasado. Pero el resultado fue considerado normal para los dirigentes del distrito porque la izquierda ha sido la fuerza política dominante en ese suburbio desde la reunificación.
“En términos políticos hubo una transición casi transparente del viejo Partido Comunista de Alemania oriental a La Izquierda”, explicó Yvette Rami, la vocera de la formación en Marzahn-Hellersdorf. “La gente todavía vota de la misma manera que lo hacía cuando el Muro aún existía”, agregó. Con esos hábitos políticos no es sorprendente que La Izquierda y sus simpatizantes hayan decidido ignorar el aniversario de hoy. El diario partidario de ese distrito publicó una cronología de los eventos que sucedieron en Berlín hace 20 años. En el apartado del 9 de noviembre de 1989, el semanario recordó: “La décima reunión del Comité Central del partido. El Politburó fue removido en una votación. Asumió nuevo Politburó”. La caída del Muro ni aparece mencionada.
Rami se felicita. Según sostiene, los dos principales partidos alemanes, los democratacristianos y los socialdemócratas, no han conseguido provocar un cambio entre la mayoría de los vecinos de Marzahn-Hellersdorf. El distrito supo ser la envidia de los alemanes del Este. Era un complejo habitacional totalmente nuevo que contaba con lujos, según los estándares comunistas, como calefacción centralizada, baños y agua corriente fría y caliente. Los miembros del Partido Comunista y sus simpatizantes más famosos fueron los primeros en anotarse para vivir allí. Muchos aún siguen en el mismo departamento.
Lugares como Marzahn-Hellersdorf y fenómenos como el surgimiento de La Izquierda, que es la fuerza política que más está creciendo en el este alemán, son pruebas de que la reunificación, al menos para algunos en la antigua zona oriental, no significó un crecimiento y un éxito capitalista inmediato, como les gusta sugerir a los principales partidos alemanes.
Las encuestas muestran que sólo una pequeña minoría de los alemanes del Este quiere que se vuelva a levantar el Muro. Pero los mayores de 55 años tienden a olvidar que estuvieron aislados durante 28 años y que uno de cada 20 ciudadanos de Alemania oriental trabajaba como informante para la omnipresente Stasi, la policía secreta del régimen comunista. En cambio, miran atrás con nostalgia; recuerdan los barrios sin crímenes, donde nadie cerraba la puerta, todos tenían empleo y los hospitales, las escuelas y los jardines de infantes eran gratis.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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