Lun 30.11.2009

EL MUNDO • SUBNOTA  › HABRá CAMBIOS PERO NO MUCHOS

El legado de Tabaré

› Por Mercedes López San Miguel

Desde Montevideo

El gobierno de Tabaré Vázquez, el primero que rompió con la histórica alternancia en el poder de los tradicionales partidos colorado y blanco, deja como legado cambios en los indicadores socioeconómicos: la baja de la pobreza en 10 puntos –pasó del 30 al 20 por ciento–, la reducción de la indigencia del 3 al 1,5 por ciento y del desempleo que hoy ronda el 6,9 por ciento. Sin embargo, queda pendiente una mejor distribución del ingreso. Porque si bien se redujo la desigualdad, existen sectores difíciles de insertar, núcleos duros de pobreza urbana, niños que nacen pobres.

Mujica plantea un cambio en la continuidad. No pretende ser rupturista. Continuidad respecto de la política económica liderada por Danilo Astori, un técnico buen alumno del establishment que en algún momento coqueteó con un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Continuidad con las reformas hechas en materia de salud y de educación. En cuanto a la primera, el Estado puso en marcha un sistema integrado de salud pública y mutual que cubre al grupo familiar de la persona que trabaja. En dos años y medio, el gobierno entregó 380 computadoras a chicos de primaria y ahora se pretende hacer lo mismo con la secundaria en el marco del Plan Ceibal. También, como señaló Danilo Astori a este diario, se buscará modernizar los contenidos de la enseñanza.

Mujica prometió que pondrá el acento en mejorar la situación de las capas sociales más desfavorecidas. Es el voto de los pobres una conquista relativamente nueva del Frente Amplio, ya que comenzó con Tabaré y siguió con Mujica. El votante tradicional del FA era de clase media, entre obreros y estudiantes.

Fernando Lorenzo, probable ministro de Economía, insistió a Página/12 en que se avanzó en achicar la brecha. “Se redujo el nivel de pobreza extrema, todos los indicadores mejoraron.” Y también enfatizó que este gobierno les dio un nuevo marco a las relaciones laborales, reinstalando los consejos de salario. Es un dato que la única central sindical PIT-CNT sea afín a la coalición gobernante.

Los tres políticos más populares del país son del oficialismo. Tabaré Vázquez, José Mujica y Danilo Astori. El presidente de origen socialista cuenta con una popularidad del 71 por ciento y su gobierno del 61 por ciento. La fórmula que Mujica forma con Astori ha logrado transmitir una buena química, bastante verosímil. Pero por sobre todo es el carisma de Mujica, su simpatía innegable, su hablar campechano, lo que genera empatía con los sectores populares. Ayer mismo, a la salida de votar un periodista le preguntó al viejo guerrillero tupamaro en dónde iba a dormir. “En un bulín” dijo, generando risas. Y agregó que se iba a poner a arreglar “las piecitas” de su casa para la guardia presidencial.

No menos destacable es la capacidad de movilización del Frente Amplio. En este punto, Mujica probablemente se distinga de Tabaré al potenciar que esa movilización ciudadana se plasme en ámbitos de participación ciudadana. Ya lo dijo el ex tupamaro al diario local La República, “en el contexto de un gobierno del Frente Amplio, la movilización significaría ocupar espacios en la construcción social y en la atención de problemas sociales desde las comisiones de fomento de las escuelas hasta las problemáticas de los barrios carenciados”.

En cuanto a lo que fue la difícil relación del gobierno de Vázquez con la presidencia de los Kirchner en la Argentina en torno del conflicto sobre Botnia, Mujica expresó que tendrá paciencia y voluntad política de avanzar por una solución. “Somos hermanos que nacieron de la misma placenta”, ha dicho Mujica más de una vez.

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