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- Suegras. La celebración en la Catedral le dio la posibilidad al papa Francisco de intercalar un poco de socarrón humor porteño. Hablaba de las dificultades de las familias, de aceptar a los demás como son. “En casa no hay lugar para las caretas”, dijo. Planteó que “no hay marido perfecto, tampoco esposa perfecta, ni hijos perfectos. Ni la suegra perfecta, no existe”, acotó, mirando a la gente. La ocurrencia fue festejada por la gente que colmó la plaza Céspedes.

- Emoción. El arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, se mostró muy emocionado por la visita del Papa al Santuario de la Virgen de la Caridad. Cuando habló para explicarle a Francisco la importancia de la Virgen para el pueblo cubano, en dos veces debió interrumpirse porque parecía a punto de quebrarse. Cuando terminó su intervención, el Papa lo abrazó fraternalmente.

- Camisetas. Un grupo de familias católicas –el requisito excluyente era que tuvieran hijos chicos– fueron seleccionadas para participar de la ceremonia en la Catedral de Santiago de Cuba. Una de ellas, la familia Santos, de la ciudad de Cienfuegos, decidió hacerlo vestida con la camiseta de la Selección Argentina. El matrimonio, con tres hijos, explicó que obviamente lo hizo en honor al visitante, pero también porque son hinchas de la Selección.

- Fútbol. Respecto de eso, el fútbol es cada vez más popular en la isla, en gran medida gracias a que ahora resultan más accesibles las transmisiones de partidos, ya sean por cable, TV satelital o Internet. El fenómeno se percibe principalmente en los más jóvenes. “¿Por qué Messi marca en su club y no cuando juega para la Selección?”, es, por ejemplo, una pregunta que uno puede escuchar en la calle cuando lo identifican como argentino. Lo mismo que ahora se ven camiseta de clubes como Boca y River en los picados que se arman en los parques municipales.