EL MUNDO › ENTRE LA VIOLENCIA INTERRELIGIOSA Y LAS TORTURAS
El frente que no para de sangrar
Por primera vez desde la caída de Saddam Hussein, se anuló la prédica del viernes en el mausoleo de Alí en Najaf (centro), mientras que cuatro soldados norteamericanos resultaron heridos en ataques contra la coalición y dos niños murieron en enfrentamientos en Sadr City, el barrio chiíta de Bagdad. Por otra parte, el ejército norteamericano anunció la muerte de un soldado estadounidense como consecuencia de las heridas recibidas el miércoles al este de Bagdad, en un ataque contra las fuerzas de la coalición. Y siguieron trascendiendo informes comprometedores sobre las torturas a prisioneros iraquíes.
En el lugar más sagrado del chiísmo, el mausoleo de Alí, el dignatario moderado jeque Sadredin Al Kubanji no pudo llevar a cabo la tradicional prédica del viernes. La prédica se anuló luego de que partidarios de Moqtada Sadr hirieran a su hermano, Mohammad Baqr Al Kubanji, al arrojar piedras y zapatos contra miembros del Consejo Superior de la Revolución Islámica en Irak (Csrii) que preparaban la tribuna en el mausoleo. Los dignatarios religiosos del Csrii calificaron este acto de “contrario a la moral islámica”, mientras que el jeque Ahmad Chaibani, de la oficina de Sadr en Nayaf, afirmó que “ignorantes de ambos sectores se provocaron mutuamente lanzando lemas”. En tanto, dos niños murieron y 23 personas resultaron heridas, entre ellas dos mujeres, en enfrentamientos el jueves por la noche entre las fuerzas norteamericanas y los milicianos de Moqtada Sadr en el barrio chiíta de Sadr City, en Bagdad. Un portavoz militar indicó que en el sur de Bagdad, tres soldados estadounidenses fueron heridos al estallar un coche bomba al paso de un convoy (foto).
Por otra parte, el diario The Washington Post publicó ayer que los servicios de inteligencia militar autorizaron el uso de perros sin bozal para atemorizar a los detenidos en la prisión iraquí de Abu Ghraib durante los interrogatorios. El periódico indicó que el empleo de los canes contra los detenidos “fue autorizado por el oficial de inteligencia militar de más alto rango” en la prisión, en este caso, el coronel Thomas Pappas.