EL MUNDO › JOHN KERRY HABLARA EL JUEVES, ULTIMO DIA DE LA CITA DEMOCRATA

El héroe de Vietnam en el cuarto acto

Por R. C

Esta es una semana de cuatro actos para John Kerry. Durante los primeros tres, el héroe de la obra estará fuera del escenario, avanzando de batalla en batalla, desde un estado hacia otro estado, moviéndose firmemente hacia la ciudad, sede de la convención, donde en su ausencia docenas de oradores le cantarán loas al cielo. Durante estos tres actos, sólo los ecos distantes de la marcha alcanzarán Boston. Pero, finalmente, el jueves a la noche, el hombre esperado subirá al escenario. Y para la mitad demócrata de EE.UU. habrá sólo una pregunta: ¿será Hamlet o Enrique V?
Kerry no es ningún orador, a pesar de que el vibrante arribo de John Edwards le ha infligido cierta emoción prestada. Ni es la espontaneidad uno de sus dones. Kerry se hizo su camino como un político calculador. Cada palabra y cada acto parecieron planeados, elegidos deliberadamente para alcanzar un efecto determinado. Cálculo significa cubrir todas las facetas de los argumentos, y no dejar blanco alguno al enemigo. Pero su inteligencia puede tropezar con el sinsentido. “Sí, yo voté por ello (una apropiación de 87 mil millones de Irak) antes de que yo votara en contra de eso”, es el famoso dicho de Kerry.
Para esa frase hay una complicada explicación basada en la complejidad de la legislación, pero ninguna audiencia se sentará tranquilamente a absorberla. No es de extrañar, entonces, que el golpe más directo de la campaña de Bush haya sido etiquetar a Kerry como “veleta” –que cambia en dirección al viento–, un Hamlet que no puede aclarar su mente, tomar una decisión y atenerse a ella. Pero hay algunas cosas en las que él jamás ha fluctuado. Siempre ha querido ser presidente (y como Bill Clinton, aunque tal vez, menos abiertamente, lo ha demostrado). No son sólo esas iniciales, JFK, y algunos encuentros con su héroe caído en los dorados veranos de Massachusetts en los ‘60. Tan agresivamente buscó la presidencia de la Unión política de Yale dos o tres años después, como si estuviera haciendo campaña para la Casa Blanca. Sus compañeros de curso lo molestaban con serenatas en las que entonaban “Vivas al Jefe”.
Sobre Irak, Kerry promete ser más internacionalista que Bush; por otro lado, su política difiere escasamente. En economía está a favor del libre comercio, y es un halcón del déficit, que aumenta los impuestos a los ricos para ayudar a pagar la guerra y modestamente expandir la cobertura médica. Si todo suena como Bill Clinton, es porque es así. Como Clinton, un Kerry presidente gobernará desde el centro, no desde la izquierda como Bush gobernó tan agresivamente desde la derecha. Kerry es un político cauteloso, pero luego de la imprudencia y temeridad que llevó a Irak quizá eso sea una virtud. Si muestra a los norteamericanos que es competente y fuerte con un plan sensato y edificante para el futuro-no diferente de Enrique V, de hecho la semana de John Kerry en Boston puede asegurarle que los próximos cuatro años, empezando con el Día de la Inauguración del 20 de enero de 2005, le pertenecerán a él.

Compartir: 

Twitter

SUBNOTAS
  • El héroe de Vietnam en el cuarto acto
 
EL MUNDO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.