Primero el referéndum y, sólo después, el juicio a Saddam Hussein. El gobierno iraquí puso ayer fecha para el proceso del ex presidente derrocado: 19 de octubre, sólo cuatro días después del referéndum para aprobar la nueva constitución nacional, que sigue siendo rechazada por los sectores que apoyaban el régimen de Saddam. Estados Unidos ya ha tomado precauciones y ha comenzado a engrosar sus fuerzas en Irak para reforzar la seguridad. Además de Saddam serán juzgados otros siete funcionarios de alto rango de su gobierno bajo el cargo de “ejecución” de 143 habitantes chiítas del poblado de Dujail, a 60 kilómetros al norte de Bagdad, así como el secuestro, la destrucción de viviendas y campos de cultivo de 399 familias. Entre ellos están el entonces vicepresidente, Taha Yasín Ramadán y el hermanastro de Saddam, Barzán Brahim al Hasan, antiguo jefe de los servicios de espionaje.
El portavoz oficial Leith Kubba afirmó “a título personal” que en caso de ser condenado a muerte por la matanza de Dujail, Saddam será ajusticiado sin esperar que sea procesado por los demás “crímenes contra la humanidad” de los que está acusado. Sin embargo, sólo unos días atrás el presidente iraquí, Jalal Talabani, había declarado que bajo ninguna circunstancia firmaría la sentencia de muerte del Saddam. Por su parte, el jefe del equipo defensor, Khalil Dulaimi, criticó el anuncio de ayer: “Necesito un año para leer las pruebas adoptadas por la acusación (36 toneladas de documentos). Y el colegio de defensa no está informado de la decisión y no la ha suscripto. Es nula”. Asimismo, fue más allá y desconoció “la legitimidad del tribunal especial constituido para juzgar a Saddam y sus colaboradores”.