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Carlos Menem cerró ayer su peor semana desde que comenzó la campaña electoral. Cerca de las ocho de la noche, cuando estaba por llegar al complejo Costa Salguero para encabezar un “encuentro con los equipos técnicos”, una pelea entre manifestantes ensombreció el acto e hizo recordar viejas épocas. Las cámaras de televisión mostraron en vivo a un joven de buzo blanco, con gesto amenazador y los ademanes de los fieles de la cumbia villera, amenazar con un arma de bajo calibre –calibre .22– a un grupo de manifestantes que serían barrabravas del club Laferrère. Bastó esa imagen, y las inmediatas placas en los noticieros, para que los menemistas se resignaran a otro revés en menos de siete días.
Menem tenía previsto encabezar un acto en el parque Costa Salguero, y viajaba hacia allí con su custodia cuando comenzaron los enfrentamientos. Faltaba poco para las ocho de la noche. En la parte posterior del pabellón Nº 3 dos grupos de militantes comenzaron a pelearse. Eran unos veinte por cada lado. Comenzaron a tirarse sillas, y a golpearse con palos y puños sin mucha convicción. De pronto, un joven, casi adolescente, sacó un revólver muy pequeño y lo enarboló en alto en expresión desafiante. Luego lo apoyó contra su buzo para tratar de esconderlo.
La mayoría de la gente se alejó de la pelea cuando vio el arma. Los periodistas observaban todo desde un palco, apenas a unos metros del hueco en medio del salón. Habían sillas tiradas por el suelo. Y cuatro tipos que se provocaban con amenazas e insultos: a la derecha, el que tenía el revólver y otros dos manifestantes, enfrente un militante con la camiseta verde y blanca de Laferrère, un club ligado a Menem y a Alberto Pierri. La pelea no llegó a mayores porque los efectivos de Prefectura, de marrón, rodearon a los menemistas e intentaron detener al portador del revólver.
Pero el manifestante con el arma se escabulló entre el público. Para salir del lugar, varios de sus compañeros lo rodearon para impedir que fuera apresado por la Prefectura, que tiene poder de policía en la zona portuaria donde está ubicado el complejo Costa Salguero. De todas formas, el joven que tenía el revólver fue detenido en la calle, aunque los prefectos no encontraron el arma. Se supone que la habría arrojado o entregado a otra persona. Aunque no se informó si hubo heridos, la pelea entre las barras menemistas que llegaron de La Matanza obligó a retrasar el acto y, por ende, el discurso de Menem.
Ya cerca de las nueve, cuando los incidentes habían terminado, el riojano pudo finalmente hablar ante la multitud. Luego, al finalizar el acto, Menem se dirigió a los periodistas: “Los espero el 17 de octubre en La Rioja. Ahí van a conocer la fórmula”, prometió. Se fue apurado, escoltado por su custodia, para tratar de olvidar el contratiempo que le complicó, otra vez, la campaña. El encuentro había sido organizado por Jesús González, un dirigente del Conurbano alineado en las “juntas promotoras y Roby Fernández”, que durante la gestión de Menem fue subsecretario de Construcciones Portuarias y Vías Navegables y ahora es titular de Fundosmil, que se dedica al estudio de comercio internacional.
Anoche, un asesor muy cercano a Pierri dijo a Página/12 que entre los militantes que se pelearon y salieron por todas las pantallas había “gente del senador provincial Hugo Fernández”, un dirigente del PJ de La Matanza encolumnado con Menem. Además, en las pantallas se comprobó que uno de los agresores vestía una camiseta de Laferrere, que fue presidido por Roberto Cruz, un dirigente menemista que luego fue presidente de Mandiyú de Corrientes, justo antes de que el club se fundiera. La pelea de ayer cerró una semana fatal para Menem: el domingo, el funcionario del Departamento de Estado, Otto Reich, lo asoció abiertamente con la corrupción. Y el lunes, su brigada antiescrache agredió a tres reporteros gráficos.