Si algo podía empañar el acuerdo electoral que con entusiasmo anunciaron el martes la Coalición Cívica y el radicalismo era que al día siguiente el declarado mentor ideológico del acontecimiento saliera a decir que fue mal interpretado. Raúl Alfonsín, a quien Elisa Carrió le dedicó especialmente su visita al Comité Nacional tras nueve años de ausencia, aclaró que sus últimas dos exposiciones a favor del “diálogo entre la oposición” no implicaban “la realización de frentes electorales que a veces nada tienen que ver con las respectivas posiciones ideológicas de los partidos”. Desde los dos fuerzas responsabilizaron a los dirigentes alfonsinistas de la provincia de Buenos Aires Leopoldo Moreau y Federico Storani de buscar boicotear el acuerdo.

El paso de la Mesa Nacional de la Coalición Cívica por el histórico edificio de la calle Alsina tuvo como objetivo avanzar en la conformación de un frente opositor, pero sirvió también para desatar la dura interna que subyace en el radicalismo. Por un lado, la conducción nacional, encabezada por el senador jujeño Gerardo Morales y los presidentes de los bloques parlamentarios, Oscar Aguad y Ernesto Sanz, impulsan el acuerdo con el socialismo y con la CC, en detrimento de un acercamiento al vicepresidente Julio Cobos. Por el otro, los dirigentes alfonsinistas como Moreau y Storani mantienen desde hace años un fuerte enfrentamiento con Carrió y también con Margarita Stolbizer, quien les dio dura batalla en territorio bonaerense mientras estuvo dentro del radicalismo.

Más allá de que Alfonsín no participa en las estructuras orgánicas ni en las decisiones partidarias, por su trayectoria continúa siendo una de las voces más respetadas de la UCR. En las últimas dos apariciones públicas, cuando se descubrió un busto en su honor en la Casa Rosada y durante el acto homenaje a los 25 años de democracia en el Luna Park, habló de “la necesidad de que el Gobierno dialogara con la oposición, del mismo modo que la oposición dialogue entre sí”. Ayer por la mañana, en una carta difundida desde su estudio, aclaró que “con alguna razón” esas afirmaciones fueron malentendidas. “La oposición tiene la obligación de discutir con el propósito de lograr eficacia en las posibles soluciones a las difíciles instancias que atraviesa nuestro país”, dijo y reiteró que no fue su intención incentivar una alianza entre UCR y la CC.

El propio Alfonsín se manifestó a favor del regreso de Cobos al radicalismo cuando el vice lo fue a visitar a su casa y lo cierto es que nunca tuvo la misma claridad para pedir un acercamiento con Carrió. De todas maneras, agradeció “los elogiosos conceptos vertidos por mi amiga Lilita”. A los pocos minutos de conocerse la noticia, la sorpresa llegó a dirigentes de los dos espacios políticos. Uno de los artífices del acuerdo, el ex camarista Ricardo Gil Lavedra, fue personalmente a consultarlo a Alfonsín por el contenido de la carta.

Su hijo, Ricardo Alfonsín, intentó una reinterpretación que matizara las afirmaciones de su padre: “En el día de hoy volvió a insistir en el diálogo de la oposición señalando, además, la necesidad de evitar alianzas puramente electorales”. Ricardo Alfonsín se mostró a favor del acuerdo con Carrió, pero pidió también no dejar afuera a “los que se fueron de la Concertación Plural y hoy quieren regresar”.

Los radicales bonaerenses no son los únicos que también salieron a cuestionar el acuerdo con Carrió: la UCR de Tierra del Fuego dijo que era “inviable” una alianza con la gobernadora del ARI, Fabiana Ríos, y algunos diputados nacionales como el entrerriano Gustavo Cusinato reclamaron un debate interno antes de concretar una alianza con otra fuerza.

Cerca del vicepresidente dicen que no siguió con “especial interés” el acuerdo entre la UCR y la CC porque “es algo del partido”. De todas maneras, cuando se enteró de la crítica del ex presidente le escucharon decir: “Viste, no tiene sustento.”