El Gobierno y la cúpula de la Iglesia celebrarán hoy, con una misa en la Basílica de Luján, los 30 años del inicio de la mediación del papa Juan Pablo II que evitó una guerra con Chile por el diferendo en torno al Canal de Beagle. Además de marcar un nuevo encuentro entre la Presidenta y el titular del Episcopado, Jorge Bergoglio, la convocatoria había generado polémica porque entre los invitados figura el vicepresidente Julio Cobos, con quien Cristina Fernández no comparte un acto público hace meses. Aunque ambos confirmaron su presencia, según las disposiciones protocolares no estarán demasiado cerca. “Juntos, pero lejos”, ilustró con ironía una fuente eclesiástica. También fueron invitados los presidentes de todos los bloques legislativos y hasta estará parte de la Mesa de Enlace rural.

El vocero del Episcopado, Jorge Oesterheld, explicó que las ubicaciones en el templo serán “de acuerdo al protocolo habitual. Es decir, la Presidenta en un lugar especial, cerca del altar, y el resto en los bancos de atrás”. Más allá de eso, la actitud de la Iglesia de invitar a Cobos no fue tomada con agrado en la Casa Rosada, después de que Cristina Fernández y su gabinete confirmaran su participación como un gesto de recomposición de las relaciones con la Iglesia.

La misa será presidida por el cardenal Bergoglio y la homilía estará a cargo de Jorge Casaretto. Este, titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, es uno de los obispos de mejor diálogo con el Gobierno. Durante el conflicto con las entidades rurales, mantuvo una actitud conciliadora, cuestionando ciertas acciones del oficialismo pero también algunas medidas de fuerza de las entidades agropecuarias. Justamente, la Mesa de Enlace estará presente hoy, a través de Hugo Biolcatti, de la Sociedad Rural, y Carlos Garetto, de Coninagro; la Federación Agraria y la CRA enviarán representantes. También asistirán empresarios, sindicalistas y miembros de otros credos, que integran los Foros de la Comisión Nacional Justicia y Paz.

Sobre la polémica participación de Cobos, Oesterheld explicó que el miércoles pasado el Episcopado “simplemente cursó las invitaciones” a los tres poderes del Estado, con la intención de que “el pueblo esté bien representado en este acto”. “Ya no nos toca juzgar quién va o quién no”, afirmó.

Con el lema “Queremos la paz. Eduquemos para el diálogo”, la celebración constará de dos partes: la misa, que comenzará, a las 19, en el interior del templo, y un acto cívico que se realizará frente a la basílica, en el que la Jefa de Estado será la única oradora. Casi simultáneamente, con diferencia de una hora, el gobierno de Chile y la Iglesia del país trasandino repetirán el mismo esquema en el santuario nacional de Maipú, donde se venera a Nuestra Señora del Carmen, patrona del país trasandino.

En el medio de ambas celebraciones, se realizará un gesto de hermandad entre los pueblos: una familia chilena que reside en Argentina recibirá una imagen de la Virgen de Luján, en tanto que una familia argentina que vive en Chile hará lo propio con una réplica de la Virgen del Carmen. Hoy se cumplen 30 años del pico máximo de tensión entre Argentina y Chile: el 22 de diciembre de 1978 los ejércitos de ambos países ya habían movilizado tropas y armamentos hasta las fronteras y estaban listos para el enfrentamiento. Pero ese día, el fallecido Papa polaco decidió enviar al cardenal Antonio Samoré como mediador.